Las personas siempre hablan, para bien o para mal, hablan, independientemente de lo que el otro realice, va siempre a beneficiar más a unos que a otros, e irremediablemente terminará por ser visto bien por unos y nada bien por otros, e incluso, algunos ni notarán que ha hecho algo.
Así que pensar en lo que las personas pudieran o no decir, es un mal hábito, que debemos evitar a toda costa. Porque no vale la pena preocuparnos por eso, ya que no se trata de complacer a nadie al momento de actuar. Al menos para mi no es así. Ejercer ese tipo de presión, como si estuviéramos observados permanentemente nos puede producir que no s equivoquemos más fácilmente, y dependiendo de la actividad a la que nos encarguemos, un error puede ser una verdadera catástrofe.
Pensar por nosotros y para nosotros mismos parece ser la mejor forma de que podamos alcanzar esa tranquilidad mental que nos deje hacer las cosas de la mejor manera, sin cargas, sin reprocharnos, sin sembrar esperanzas en otros más que en nosotros mismos.
Insistiré en decir que la gente siempre va a hablar, para bien o para mal, así que hagamos lo que tenemos que hacer, cumplamos en base a reglas morales, sociales, no hagamos daño a nadie, y vivamos. Porque finalmente estas personas que te critiquen, incluso sin conocerte en lo más mínimo, lo seguirán haciendo sin importarles si a ti te preocupa o no.
Y mucho menos dejar de hacer algo que quieres hacer por el que dirán, ya que finalmente vas a sentirte incómodo por no haberlo intentado, no sabrás que resultados habrías tenido de hacerlo. Atrévete, sin mirar lo que digan, sin pretender saber lo que están pensando otros porque finalmente ese no es tu problema, ¿sonó algo fuerte esto último? asumo que si, pero, la vida es así.