Inteligencia Emocional (cogito ergo sum)

Por un sendero montañoso caminaba un chico citadino, al final de una curva se encontró con una serpiente enrollada que lo miraba amenazantemente en medio del camino. El muchacho se asusto tanto que inmediatamente se giró y corrió cuesta abajo por donde había llegado. En su huida tropezó con otra persona, quien no entendió tanto alboroto y continuo su caminata, al llegar a la misma curva se encontró con la misma serpiente pero este último chico reacciono de manera diferente, se le acerco y la mira detalladamente, se percató de que no era venenosa y por su fisionomía supo cuál era su nombre científico, cuidadosamente la tomo en sus manos y lentamente la coloco detrás de un arbusto a un lado del camino y con una sonrisa continuo su travesia. A diferencia del primer sujeto el segundo caminante era un ofidiólogo.

Una situación similar dos reacciones diferentes. Por qué?

Rene Descarte algúna vez dijo: “cogito ergo sum”. Pienso luego existo.
El primer chico al ver la serpiente dijo: Corro luego existo!!! jajaja nooo… es broma.
Este solo reaccionó en función al miedo, su instinto de sobrevivencia le exigió correr para salvarse.
Ahora por qué sintió miedo? La respuesta es sencilla, pensó que la serpiente lo iba atacar. Repito PENSO en que sería atacado.

Su pensamiento genero un sentimiento (en este caso miedo) y ese sentimiento lo llevo a reaccionar de una manera (huir)

Por su parte el segundo chico pasó por el mismo proceso. Pero este pensó en algo diferente. Sus conocimiento de ofidiologia hicieron que viera a la serpiente como algo diferente, como un ser extraordinario, como un precioso hallazgo en mitad del camino que había que resguardar. Jamás paso por su mente que sería atacado. Si nunca pensó en peligro, tampoco sintió miedo. Su pensamiento fue salvar a la serpiente y luego su sentimiento fue de alegría por la satisfacción del deber cumplido.

A diario y en múltiples facetas de la vida se repiten esta situación, FRENTE A UNA MISMA CIRCUNSTANCIA, REACCIONES DIFERENTES.

Todo inicia en nuestra mente, en ese centro creador de pensamientos.

“Cogito ergo sum” más que un principio filosófico es una premisa psicológica.
Cada acción de una persona tuvo su origen en un sentimiento y ese sentir se originó en un pensamiento.

Tener la capacidad de dominar lo que pensamos definirá nuestra vida.

Ahora, suena fácil pero en la práctica no lo es. Aún hay algo más allá del pensar. Existen determinantes del pensamiento.

Y esto hace que el tema se ponga más denso y profundo.

Por qué hay pensamientos diferentes frente a una misma circunstancia?
Se pueden unificar los pensamientos frente a una misma circunstancia?

Dos preguntas para escribir un libro pero que tratare de simplificar al mínimo, luego cada quien puede profundizar en el tema.

La primera pregunta encuentra repuesta en la personalidad, el conocimiento que se adquiere con los estudios y por las experiencias vividas. (“Conocimiento es poder” diría Bacon, otro filosofo). Estos son los determinantes del pensamiento.

En cuanto a la segunda pregunta, existe una rama de la psicología que asegura que es posible cambiar nuestra forma de pensar de manera que tengamos una vida más plena y satisfactoria. Esta rama se le conoce como Psicología Cognitivo Conductual.

A través de terapias se trabaja todas las estructuras de creencias, experiencias, conocimientos, etc, de manera que podamos aprender a dominar (configurar) los esquemas de pensamiento, sobretodos los llamados pensamientos automáticos.

Pensamientos automáticos?
Si existen este tipo de pensamientos, por esos dije anteriormente, suena fácil pero en la práctica no lo es.
Pero eso es un tema aparte, que estaré tratando en un artículo diferente.
En conclusión, debemos entender que existe un proceso que inicia en nuestra mente con un pensamiento, generar un sentimiento y produce una reacción. Dominar ese pensar definirá nuestro estilo de vida. “Cogito ergo sum” pienso luego existo.