HEROES Y VILLANOS POPULARES EN LA HISTORIA

in historia •  6 years ago  (edited)

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Esto lo dijo un reputado hispanista inglés, Geoffrey Parker en el año 2001: “Por ahora, es probable que Felipe II sea el gobernante europeo sobre el que más se haya escrito, si exceptuamos a Napoleón y a Hitler. La investigación histórica, cómo el éxito, nunca es definitiva”.  

 Para un europeo, que siente que la historia encarnó en ese continente luego de los descubrimientos geográficos de la mano de Portugal y España en el siglo XVI, esto tiene mucho sentido, además, está el sesgo del especialista. Aun así ésta conclusión me puso a pensar sobre el recuerdo que tenemos los contemporáneos sobre los grandes hombres en la historia.     

Para Thomas Carlyle (1795-1881), un historiador inglés clásico, "la historia del mundo no es sino la biografía de grandes hombres". Por supuesto que Carlos Marx (1818-1883), un fervoroso colectivista y populista violento, vino a contravenir ese postulado estableciendo que “la lucha de clases” era lo más determinante. El debate no ha dejado nunca de parar y tiene sus partidarios de lado y lado.    

Todos sabemos, por simple aritmética basada en el sentido común, que tanto los líderes como las masas se necesitan mutuamente y hacen de los procesos históricos, una sociología del pasado, el tejido de la historia. Al principio, cuando estudiaba en la Universidad y albergaba ideas progresistas entusiastas y bien intencionadas, asumía el protagonismo popular como algo determinante. Hoy, ya en mí edad madura, y sin renunciar al progresismo pero con los pies en la tierra, mi perspectiva ha cambiado y me ubico en el bando de los que consideran a los grandes hombres como los verdaderos hacedores de una historia visible y esperpéntica: héroes y villanos; héroes y traidores.    

Grandes líderes como Fidel Castro terminan suplantando y oprimiendo al pueblo que dijeron representar y dirigir. Otros más benignos como Lincoln y Mandela son iconos positivos de un liderazgo civil y político mucho más sensato. Lo cierto del caso es que la mayoría de los grandes hombres terminan convertidos en tótems y mitos nacionales y sus “historias personales” son deformadas desde una exaltación imaginaria y abiertamente falsificada.    

En algunas sociedades ordenadas estos mitos sirven para cohesionar y progresar. En otras, como la venezolana, bajo el control de la barbarie bolivariana, sirven más bien como mecanismos de control ideológico y social. Lo que sí está claro, y en esto seguimos a Hegel, es que hay países dentro de la historia, y otros, fuera de la historia. Naturalmente ésta visión pro-occidental, prepotente y excluyente reposa en sociedades como Inglaterra, Francia, Alemania, y sobre todo, los Estados Unidos. Tanto es así que Donald Trump, un Presidente limitado y caricaturesco, es hoy de acuerdo al Google, el más importante buscador mundial por internet, el hombre “más popular del mundo”, y agregaríamos, el más poderoso. Nadie hoy se atrevería a cuestionar que los Estados Unidos es la principal potencia del orbe al día de hoy.    

En realidad no nos interesa Trump. Creemos que su popularidad es un asunto mediático y que entra también en el terreno de la farándula y el Show Business. Lo que sí me llama la atención es que sean dos civiles, Lincoln y Mandela, los personajes históricos más populares, después de Trump, de acuerdo a ésta lista que hemos logrado elaborar a través del Google. Y que esa influencia pueda estar asociada a valores positivos como “Democracia” y la lucha contra el apartheid racial. Es decir, hay líderes inspiradores, que son referencias y modelos positivos a imitar por parte de una humanidad descarriada.

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El cuarto puesto de Felipe II, el Rey Prudente, sí es una completa sorpresa. Y reivindica la Historia de España traicionada así misma por una beligerante leyenda negra que no ha sabido atajar como es debido. Felipe II, sucesor de Carlos V, fue un Rey muy poderoso, tanto es así, que en sus dominios el sol nunca se ponía. El control de casi toda América fue el puntal de ese poderío a través de la explotación de los metales preciosos en el Perú y México. Mientras España se dedicó a perseguir la herejía musulmana, otomana y protestante, consumiendo toda su fortuna, sus principales enemigos: Francia e Inglaterra, empezaron a industrializarse y acumular capitales y subir un escalón más arriba en la competencia por el dominio geopolítico mundial de la economía-mundo. El problema de España es que siempre sufrió del complejo católico de la pereza y de unos aires de superioridad providencialista, al final del camino, su historia se hizo idéntica al de sus colonias irredentas en Hispanoamérica, es decir, se balcanizó y disminuyó a niveles pigmeos.    

De Juan Pablo II, no voy a referirme. Salvo señalar que su liderazgo político/espiritual fue más mediático que otra cosa, además, algunos le consideran el artífice junto a Ronald Reagan, de la caída del comunismo soviético, del Telón de Acero, en el año 1991. ¿El Papa viajero fue un “gran hombre”? Tengo mis dudas. Con Julio César pasamos al Imperio Romano, la estructura geopolítica más impresionante y perdurable en el tiempo en lo que se refiere a su huella histórica. Quizás haya un paralelismo, poco conocido por nosotros, con la civilización china. Que el Buda esté por encima de Jesucristo nos llama mucho la atención. Quizás esto tenga que ver con la presión demográfica que hace del continente asiático una bomba humana.     

Hitler, representa al anti héroe. Y los villanos requieren de los súper héroes dentro de la visión maniquea e infantil de ver siempre la realidad en blanco y negro. Que Hitler esté por encima de un “apóstol de la paz” como lo fue Gandhi es para preocuparse. Aunque casi nadie se detiene, que para alcanzar la Independencia los hindúes de los ingleses en el año 1947, la “no violencia” tuvo que ceder a la violencia total. El mal, el Diablo siempre es más fascinante que el bien y Dios. Por otro lado, y perdonen la digresión, Dios sabía que Eva y Adán en el Paraíso iban a transgredir la orden de no comer del fruto prohibido. ¿Por qué lo hizo entonces? Basta con prohibir algo para alentar en el ser humano su capacidad de llevar la contraria.     

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Charles de Gaulle es Francia, y Francia es Charles de Gaulle. Un héroe militar caído que luego desde los ámbitos civiles mantuvo el orgullo francés a salvo luego de humillantes derrotas. Los grandes hombres son muy bien valorados cuando logran enfrentar y vencer la adversidad. Seguramente Winston Churchill, el gran héroe inglés de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), esté por encima de su vecino francés. Yo pienso que esto se debe a que Churchill es mucho más cinematográfico que el larguirucho galo. Basta revisar en la historia del cine y nos daremos cuenta que esto es así. En la más reciente: “Las horas más oscuras” (2017), asistimos a la épica del Primer Ministro inglés, una vez más. Y es el que el cine es básicamente propaganda de Estado, y los anglosajones, especialistas en éste rubro, no tienen competencia. El Winston Churchill que siempre recordaremos los habitantes del siglo XXI es el que encarnó Gary Oldman, y no el verdadero que yace en el cementerio St Martin’s Church, Bladon, Reino Unido.     

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Que Fidel Castro esté por encima de Jesucristo es un completo sinsentido, y quizás se deba a la precariedad de nuestra muy rudimentaria medición, pero ojo: mientras que Jesús dividió la historia en dos mitades y nadie discute su grandeza histórico/religiosa, además de inspirador de la Iglesia cristiana a una escala global; Fidel hizo creer que la tristeza y rabia de los pobres podía triunfar desde las causas de liberación y el hombre nuevo en la contemporaneidad reciente. Y en pueblos colonizados y oprimidos, la muchedumbre humillada, encuentra en éste mensaje una esperanza militante. Lo que Jean Paul Sartre, Gabriel García Márquez, Heberto Padilla y tantos otros intelectuales de izquierda nunca sospecharon es que la “revolución” haya derivado en otra diferente opresión, incluso, aún más feroz y duradera en el tiempo. Sin desconocer que la “violencia es la partera de la historia”, a nuestro pesar, creo que las “revoluciones terribles” (Ángel Bernardo Viso) terminan siendo distópicas y contradicen los anhelos de una “paz perpetua” (Immanuel Kant).     

Dicen de Nietzsche, que toda su intempestiva es una gigantesca compensación a todo lo que quiso ser y nunca logró humanamente en el ámbito personal. Que su martilleo brutal en el campo filosófico es una variante tragicómica, aunque con mayor elegancia y fuerza, y muy superior, a la del viejecito en el Mago de Oz, que necesitaba esconderse detrás de una fachada abominable. Nietzsche, dividió el mundo de las ideas en un antes y un después, y arremetió como nadie en contra de un cristianismo blandengue (moral de los esclavos) negador de la vida y sus posibilidades. Que haya sido acusado de inspirador del nazismo no nos causa ninguna sorpresa. En la escuela del infortunio, algo “normal” para la inmensa mayoría de las personas, y que ya la Biblia había referido como un penoso “valle de lágrimas”, las enseñanzas de Nietzsche son un consuelo para enfrentar la adversidad: “Lo que no me mata, me hace más fuerte”. Lamentablemente nuestra psicología domesticada prefiere la victimización a la refrescante rebeldía. Creo que Nietzsche merece estar mucho más arriba en nuestra lista de los más grandes hombres de la historia de acuerdo a su popularidad al día de hoy.

 ¡Hugo Chávez, el líder populista venezolano, gobernante narcisista y con la idiosincrasia del perdonavidas, está por encima de Napoleón Bonaparte! Esperemos unos años más y les aseguro que la “popularidad” histórica de Hugo Chávez se vendrá al suelo. Y no es que Napoleón haya sido la gran cosa. Mi aprecio por los militares que trabajan con la muerte no me genera ningún aplauso. Hegel, un filósofo muy inteligente y a la vez muy bruto llamó al “corso sarnoso” (Álvaro Mutis): “el alma del mundo, la encarnación del genio universal”. En realidad, Napoleón Bonaparte, fue un carnicero sin remordimientos. Un historiador que yo aprecio mucho: León. E. Halkin, se refirió al emperador de los franceses como un delincuente internacional. Es muy raro que los historiadores desarrollen discursos críticos y sobrios a la vez; lo normal, es que sean apologistas de quienes mandan en el presente. Y según Orwell en “1984”: “quienes controlan el pasado, controlan el presente”. La relación delata el colaboracionismo de una historia adocenada y oficial. Hasta Ludwig van Beethoven, un bienhechor de la humanidad integro, cedió ante el gran hombre de fuerza dedicándole toda una Sinfonía: la “Heroica”.   

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Afortunadamente, Jorge Luis Borges, quizás el más grande escritor en lengua española, y uno de mis preferidos, le ganó al terrorista Osama Bin Laden, aunque por muy poco. Lo que nos hace augurar algunas posibilidades de redención desde la literatura, el arte, la cultura y la educación. La prosa de Borges es elegantemente hermética desde un platonismo fervoroso nos lleva a creer en una inmortalidad desde un pensamiento metafísico y fantástico posible. Entre la misericordia y la cultura el hombre y su dialéctica paradójica hace descansar aún todas sus posibilidades de salvación en el aquí y el ahora.     

Simón Bolívar, según un artículo de la BBC que anda rodando mucho por las redes sociales, designa al caraqueño como el hombre más importante de todo el siglo XIX. No voy a entrar en ese debate. Como venezolano bien sé de los méritos de Bolívar como adalid de una nueva historia republicana que aún seguimos postergando en pleno siglo XXI. Lo que no menciona el artículo de la BBC inglesa es el uso grosero y manipulador que se ha hecho desde el Poder latinoamericano del legado de Simón Bolívar con fines contrarios a éste precepto declarado por el mismo Libertador en su famoso Discurso de Angostura en el año 1819: “El Sistema de Gobierno más perfecto, es aquel que produce la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social...”. Nicolás Maduro, que inesperadamente aparece en nuestra lista en el penúltimo lugar, y que “nació parado”, no creo que se haya leído completo el Discurso de Angostura o las principales propuestas republicanas que inspiraron nuestra Independencia (1810-1830). Sigue siendo un misterio, “la llave del pozo del Abismo”, “el lagar donde brotó sangre”, “el portador de las siete plagas”, el encumbramiento de estos infaustos personajes con la máscara de Mr. Chance.     

Cierra nuestra lista, arbitraria, como toda lista subjetiva: Mahoma. La prohibición de representar gráficamente al mensajero de Dios islámico bajo la amenaza de ser sentenciado a muerte por unos terroristas que creen que en el cielo van a ser servidos por princesas y huríes, pudiera explicar su muy baja popularidad histórica.    

1-DONALD TRUMP Cerca de 640.000.000 resultados  2-ABARHAM LINCOLN Cerca de 212.000.000 resultados  3-NELSON MANDELA Cerca de 138.000.000 resultados  4-FELIPE II Cerca de 85.800.000 resultados  5-JUAN PABLO II Cerca de 76.300.000 resultados  6-JULIO CESAR Cerca de 74.200.000 resultados  7-BUDA Cerca de 66.100.000 resultados  8-ADOLF HITLER Cerca de 58.900.000 resultados  9-MAHATMA GANDHI Cerca de 50.600.000 resultados  10-CHARLES DE GAULLE Cerca de 43.700.000 resultados  11-FIDEL CASTRO Cerca de 40.300.000 resultados  12-JESUCRISTO Cerca de 35.700.000 resultados  13-FRIEDRICH NIETZSCHE Cerca de 32.500.000 resultados  14-HUGO CHAVEZ Cerca de 29.000.000 resultados  15-NAPOLEON BONAPARTE Cerca de 28.600.000 resultados  16-JORGE LUIS BORGES Cerca de 24.700.000 resultados  17-OSAMA BIN LADEN Cerca de 24.100.000 resultados  18-SIMON BOLIVAR Cerca de 19.400.000 resultados  19-NICOLAS MADURO Cerca de 12.300.000 resultados  20. MAHOMA Cerca de 3.110.000 resultados    

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