Capítulo II
Me balanceaba levemente en el columpio del patio de la casa, disfrutando la mañana fresca y tranquila. Más allá mis hermanos hablaban de los proyectos que tenían y mi progenitora les respondía. Algo bueno me había quedado de todo y era el ignorar con facilidad lo que quería, incluso el negarme a escuchar lo que no deseaba. Por eso en ese momento me sentía lejana de todo y disfrutaba el sentirme así. Dentro de un momento me retiraría a mi habitación a ordenar mis clases. Todo me estaba saliendo bien, me estaba sintiendo a gusto con mis nuevos propósitos, pero algo en ese instante me inquietó: a nivel familiar las cosas seguían igual que años atrás.
En realidad nunca me había interesado hacer algo a ese respecto ni quería intentarlo. En ese momento tomé conciencia de que aún tenía una traba muy grande que superar. Quizás fuera mi familia la gran sombra negra que aún existía en mi vida y me atemorizaba, contra la que había no sé si mucho o poco rencor. Lo único de todo aquello que vivía y que cada pálpito de vida que tenía lastimaba extraña y profundamente.
Tal reconocimiento me había hecho desesperar y solo exterioricé algo de esa desesperación súbita al mis ojos humedecerse. Sin darme cuenta había permanecido quieta con la vista fija en algo inexistente. De pronto me di cuenta que mi progenitora y mis hermanos me observaban. Me volví ignorándolos, pero consciente de que nada hacía si no intentaba integrarme a esos tres seres que permanecían más allá y que representaban la puerta de una familia más extendida, cuyos rostros borrosos significaban un dilema y una sensación amarga que me ahogaba, sobre todo esas miradas que no podía olvidar y que en todos se repetía. Un recordatorio constante, un traer al presente algo que luchaba por hacer desaparecer en el ayer.
Necesitaba pensar en ello y llegar a una conclusión por lo que me encaminé hacia mi habitación. ¿Me llamaron o dijeron algo? Pasé al lado de ellos, quizás nunca lo sabría, tendría que comenzar a aprender a escucharlos y a tomarlos en cuenta. Cerré la puerta de mi habitación con algo de precipitación y me dejé caer sobre mi cama. No estaba segura de superar esta nueva traba.