recuerdos de una mañana de navidad

Recuerdo como al despertarme sentí un gran entusiasmo, recuerdo como al levantarme, ese momento en el que puse mis pie en el suelo, sentía que tenía más energía que de costumbre, era como una adrenalina que recorría mi cuerpo de arriba abajo, recuerdo lo intensos, pero a la vez delicados que fueron mis pasos por el pasillo mientras me acercaba a las escaleras, recuerdo como las bajé, despacio y sin hacer ningún ruido, no quería despertar a nadie, recuerdo el trayecto que recorrí hasta llegar al salón, el trayecto que recorría todos los días, pero ese día era distinto, ese día era especial, recuerdo esa sensación de incertidumbre cada vez que me sentía un poco más cerca, me temblaba todo el cuerpo, estaba tan nerviosa, también recuerdo haber asomado mi pequeña cabecita por la puerta para asegurarme de que ya se habían ido, cuando lo comprobé corrí con toda mi energía hacia el árbol de navidad, recuerdo la alegría que me produjo ver ahí todos esos regalos de diversos colores y tamaños, grité: –¡ya han llegado! –vino corriendo mi hermano diego que me había oído gritar desde el salón, un poco mas tarde vinieron mis padres y mis tíos que se había quedado a dormir esa noche para que todos abriéramos juntos los regalos. Mientras les esperábamos mi hermano y yo empezamos a buscar nuestros regalos, a mi aun me parecía un poco raro eso de que los reyes magos pudieran vigilar a todos los niños del mundo el suficiente tiempo como para saber si eran buenos o malos, pero los regalos aparecían ahí todas las navidades ¿no? Bueno pues para mí y para mi hermano eso era suficiente. Recuerdo ese emocionante momento en el que encontré mi regalo, me puse muy contenta, pegado al regalo, había una carta, asi que la abrí y comencé a leerla “querida marina este año te has portado muy bien y has sido muy buena y por eso te hemos traído este regalito que sabíamos que querías, espero que te guste mucho, firmado: Melchor”. Me puse muy contenta, que alguien tan importante como Melchor hubiera dedicado un poquito de su tiempo para escribirme una carta a mí, era tan increíble, pero ahora sí, era hora de abrir mi regalo, recuerdo que antes de abrirlo me quedé quieta, en silencio, tenía como un poco de miedo porque al recibir esa carta imaginé que me encantaría el regalo, pero, y si no era así, a lo mejor me decepcionaba y me había emocionado antes de tiempo. –venga abre tu regalo – me dijo mi mamá, en ese momento volví a la tierra y empecé a abrir el regalo, a mi me gustaba abrir los regalos despacio intentando no romper mucho el papel, al contrario que mi hermano, él si no lo destrozaba, no era feliz. Sentía una alegría, un entusiasmo –¡ay! No puedo romper el celo – no pasa nada cariño rompe el papel – me dijo mi mamá –si quieres te lo rompo yo- dijo mi hermano – no, no hace falta ya lo rompo yo – asi que con toda mi energía rasgué el papel. ¡Ah! Estaba asombrada, era justo lo que quería corriendo abrí la caja y lo saqué. – mira diego es un avión teledirigido, se lo pedí a los reyes para que jugáramos los dos, como casi nunca hacemos cosas juntos y siempre nos peleamos, pensé que podría ser divertido –¡enserio! Que bien, vamos al jardín a estrenarlo, --¡sí! Vamos. Recuerdo que corrimos por toda la casa hasta llegar al jardín, también recuerdo que pasamos horas jugando con ese avión, ese avión que aunque solo era un trozo de plástico consiguió unirnos un poco más a mi hermano y a mi. Y ese es mi último recuerdo de una navidad feliz, y ese es mi último recuerdo de ti. Te quiero hermano.