Me llamo Carlos y vivo en un pintoresco pueblo en las montañas. Siempre he sido un aventurero en el corazón, buscando emociones más allá de los límites de mi hogar. Una tarde, mientras exploraba el bosque cercano, mi pie chocó contra algo enterrado entre las raíces de un árbol antiguo. Al agacharme para examinarlo, descubrí un mapa antiguo, sus bordes desgastados y amarillentos por el tiempo.
Al desenrollarlo, mis ojos se iluminaron al ver las líneas trazadas con destreza, indicando un camino hacia una cueva oculta en las profundidades del bosque. La emoción me invadió al instante, y supe que esta sería una aventura que no podía resistir.