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En la vasta historia del fútbol, ha habido muchas jugadas que han dejado una huella perdurable en la mente de los aficionados.. Sin embargo, hay una que se destaca por encima de las demás por su genialidad y emoción: el gol de Diego Armando Maradona contra Inglaterra en los cuartos de final de la Copa del Mundo de 1986.
La jugada comenzó en el centro del campo, cuando Maradona recibió el balón de su colega Jorge Valdano. En ese momento, el argentino llevaba más de 45 minutos de juego, pero su habilidad para controlar la pelota y moverse con rapidez aún era evidente. Movió la pelota hacia el lado derecho del área y comenzó una carrera frenética, evadiendo los esfuerzos de los defensores ingleses que intentaban detenerlo.
En un momento dado, Maradona se acercó al arco y se enfrentó al portero Peter Shilton. Sin embargo, en lugar de intentar un remate, decidió pasar la pelota hacia afuera. Fue entonces cuando ocurrió algo increíble: Maradona saltó y golpeó la pelota con su mano izquierda, enviándola al fondo de la red.
Los jugadores y el árbitro estaban perplejos. Maradona trató de convencer al árbitro de que el gol fue válido, pero finalmente se tuvo que retractar. Fue entonces cuando Maradona hizo una de sus declaraciones más recordadas: "Fue la mano de Dios". La jugada se convirtió en un momento legendario en la historia del fútbol mundial.
Pero eso no fue todo. Solo cuatro minutos después de su gol con la mano, Maradona volvió a marcar. Esta vez, el gol fue completamente limpio y demostró la habilidad impresionante del argentino para sortear a múltiples defensores y anotar con precisión.
La combinación de estas dos jugadas, ambas realizadas por la misma persona en un lapso de cuatro minutos, hacen que la actuación de Maradona en ese partido sea aún más impresionante. No es de extrañar que, incluso después de más de 30 años, esta jugada siga siendo una de las más recordadas y discutidas en la historia del fútbol