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Desde hace algunas décadas, la globalización y la apertura de mercados han transformado el mundo de la producción y el comercio.. Uno de los efectos de esta tendencia es que los países más desarrollados han transferido buena parte de su producción manufacturera hacia países con salarios más bajos, lo que incluye la fabricación de zapatos.
Esta práctica ha generado un intenso debate sobre la ética de la producción en países con bajos salarios. Por un lado, hay quienes argumentan que esta transferencia de producción ha permitido a muchos países salir de la pobreza, ya que se han creado empleos y se han desarrollado infraestructuras que antes no existían.
Por otro lado, hay quienes sostienen que esta producción en países con bajos salarios implica explotación laboral y salarios injustos para los trabajadores. A menudo, las condiciones laborales en estos países son deficientes y los trabajadores no tienen acceso a derechos básicos como el derecho de asociación, la negociación colectiva y la seguridad laboral.
En este contexto, la cuestión ética se plantea en términos de dos principios fundamentales: la justicia y la dignidad. Desde el punto de vista de la justicia, ¿es justo que los trabajadores de países con bajos salarios reciban una remuneración inferior por trabajar las mismas horas que los trabajadores de países más ricos? Desde el punto de vista de la dignidad, ¿es adecuado que los trabajadores sufran condiciones de trabajo deficientes, sin derecho a la libre asociación y sin protección contra la explotación laboral?
Para algunos expertos, la solución a este debate no es tan sencilla. Algunos plantean que la responsabilidad no recae solamente en las empresas que fabrican los zapatos, sino también en las sociedades de los países desarrollados que consumen estos productos y en los gobiernos que permiten esta situación.
En este sentido, surge la pregunta ¿qué podemos hacer para que la producción de zapatos en países con bajos salarios no viole los principios éticos fundamentales? Desde un enfoque práctico, algunos expertos abogan por el desarrollo de una legislación internacional que establezca estándares mínimos para la protección de los derechos laborales de los trabajadores. Otra propuesta es que las empresas tomen la iniciativa de establecer condiciones más justas para sus proveedores y trabajadores, como pagar salarios justos, brindar condiciones laborales dignas y permitir la libertad de asociación y negociación colectiva.
En conclusión, la cuestión ética de la producción en países con bajos salarios es un tema complejo que merece un análisis detallado. La solución a este debate debe involucrar a todos los actores relevantes, incluyendo a los gobiernos, empresas, trabajadores y consumidores en un compromiso común para promover una producción justa y respetuosa con los principios éticos fundamentales
Me gusta fabrizar zapatos desde hace mucho tiempo con el trabajo en fabrica de zapatos directamente en maquinarias en masa