¿Has notado alguna vez que un pensamiento o una idea nos lleva a sentimientos de irritabilidad, miedo o preocupación? Aunque estas reacciones son normales, pueden convertirse en pensamientos venenosos si no somos conscientes. El cuidado con el pensamiento venenoso se refiere a la posibilidad de tener en cuenta nuestros deseos y sensaciones sin juzgar lo que es bueno o malo. Se trata de aceptar nuestros sentimientos sin juicio alguno y reconocer qué emoción está detrás de un determinado pensamiento.
Un guardián del pensamiento venenoso es la capacidad para mantener el equilibrio mental en situaciones difíciles e incómodas. Estas situaciones incluyen: escuchar críticas negativas, lidiar con conflictos internos o externos, manejar el cambio y los constantes desafíos de la vida diaria. Al elegir ser neutral ante dichas situaciones podemos mantenernos conscientes y establecer límites saludables para proteger nuestro bienestar mental.
No importan las circunstancias, siempre tenemos la opción de elegir entre permitir que un determinado pensamiento nos perturbe, asumirlo como mero hecho objetivo, evaluar críticamente o simplemente ignorarlo. Elegiremos lo demás responsablemente si somos pacificadores e intencionalmente tomar decisiones saludables basadas en nuestro propio autoconocimiento y respeto por los demás. Esta forma de conciencia nos ayuda a tener control sobre nuestras emociones y evitar los peligros del pensamiento francamente divergente
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