Es una cualidad rara en nuestro mundo presente donde poquísimos se atreven a oír con atención, y en el cual la mayor parte de las veces, realmente, nadie escucha a nadie.pero a quién deberíamos oír En primera instancia a Dios.

Fuente

Santiago 1:19-20

Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

Reina-Valera 1960

Sin embargo, debemos negarnos a oír todo lo cual es falso, injusto, difamatorio e impuro. Nuestras propias fuerzas tienen que centrarse en oír atentamente la instrucción, el consejo, la reprensión y la corrección que viene de Dios .

Jeremías 7:23

Mas esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y seré a vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y andad en todo camino que os mande, para que os vaya bien.

Reina-Valera 1960

Tomarse la palabra para oír a nuestros propios similares muestra afabilidad y respeto por nuestra parte, profundiza nuestras propias colaboraciones y, más que nada, constituye la auténtica prueba de nuestra humildad y amor cristiano.

Afirma mi percepción para estar atento a la manera en que me hablas. Primero en el análisis constante de las verdades fundadas en Tu Santa Palabra, después por medio de las situaciones, personas que colocas en mi camino y finalmente en mi forma de dirigirme a otros, aprendiendo a escucharles con atención y omitiendo lo ajeno, lo impuro, lo falso, todo eso ajeno a Ti.

¡Dios les colme de Bendiciones!