Será como un árbol plantado junto a corrientes de agua que da su fruto en su época y su hoja no cae. Todo lo que haga prosperará (Sal 1,3).

Ser poderosamente exitoso debe llevarnos al orden, la disciplina y la planificación. Cuando somos capaces de establecer metas y cumplirlas, esto nos permitirá alcanzar los grandes sueños de nuestra vida.

En el orden de la fe, necesitamos ser cristianos muy disciplinados y con un alto grado de organización, lo que nos permitirá establecer metas orientadas a la voluntad de Dios con las que trazaremos las respectivas acciones que nos permitirán cumplirlas, bajo el enfoque de lo que Dios realmente quiere para nosotros.

Las metas en Cristo están orientadas a la acción de lo que Dios en su perfecta voluntad quiere para sus hijos. Dios tiene planes maravillosos para los creyentes, por lo tanto, nuestras metas tienen un alcance de ejecución de los grandes objetivos que Dios quiere que cada uno de nosotros alcance.

Dios quiere bendecirnos y prosperar en gran manera, lo que implica que el futuro de los hijos de Dios será siempre de éxito y no de fracaso.

Todo lo que hagas de acuerdo a la voluntad de Dios simplemente prosperará. Tu futuro será tan exitoso como le creas a Dios.