Los sentimientos perdidos y desesperados me siguen a diario, el dolor y la confusión son mis compañeros.
No sé adónde ir, mirar hacia el futuro no me da imágenes de renovada esperanza.
Veo tiempos turbulentos, días llenos de dolor y más tragedias.
Préstame tu esperanza por un tiempo, parece que he perdido la mía.
Toma mi mano y abrázame; escucha a toda mi chusma, la recuperación parece tan lejana.
El camino hacia la curación parece largo y solitario.
Préstame tu esperanza por un tiempo, parece que he perdido la mía.
Quédate a mi lado, dame tu presencia, tu corazón y tu amor.
Reconoce mi dolor, es tan real y presente.
Estoy abrumado por pensamientos tristes y conflictivos.
Préstame tu esperanza por un tiempo; Llegará un momento en que sanaré y compartiré mi renovación, esperanza y amor con los demás (adaptado del poema "Préstame tu esperanza", de un autor desconocido).
El apóstol Pablo nos da la base bíblica de nuestro consuelo y esperanza: “Bendito sea Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación; quien nos consuela en todos nuestros sufrimientos, para que podamos consolar a los que están en toda aflicción con el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios. Porque así como los sufrimientos de Cristo son abundantemente nuestros, así también nuestro consuelo está en Cristo "(2 Corintios 1: 3-5).
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Que tu esperanza esté siempre presente en el futuro de paz, tranquilidad y bienestar que nos promete nuestro Padre amoroso y misericordioso, porque no hay tinieblas que puedan triunfar para siempre o apagar su poderosa luz.