Alberto tomó algunos guijarros y comenzó a tirárselos a unos estorninos que se habían posado en la línea telefónica, tenia cuidado de no quebrar los vidrios de las ventanas de la señora Méndez, pero tenia mala puntería y los pájaros seguían en el alambre.

Estaba decidida a dar en el blanco, finalmente arrojó una piedra mas grande con todas sus fuerzas, pero no dio en el blanco de los pájaros sino en la ventana, la señora Méndez salió corriendo de la casa, Alberto, mira lo que has hecho, dijo enojada, lo siento, se disculpo, le pagaré el vidrio, cuanto me costará, por lo menos 40 dólares.

Solamente tengo 8 dólares dijo el niño, bueno, en ese caso no tendrás que pagar nada, yo misma repondré el vidrio, dijo la señora Méndez, te perdonare esta vez, muchas gracias, contesto Alberto sonriendo, luego regreso a su casa y descubrió que su hermanita Rut estaba jugando con su globo grande justo cuando entraba, el globo se reventó, mira lo que has hecho grito enojado, tendrás que pagar los 25 centavos que cuesta.

Rut comenzó a lloriquear y dijo que solo tenia 10 centavos, entonces dámelos gruño Alberto, pero todavía me debes 15 centavos, Rut fue a su recamara a buscarlos y regresó reclamando a gritos, la señora Méndez estaba en el patio recogiendo los vidrios rotos de la ventana, que sucede Rut, preguntó la señora.

Rompí el globo de Alberto y el se quedo con mis 10 centavos, la señora Méndez se enojo mucho, fue a la casa de Alberto y le dijo, jovencito he cambiado de idea acerca de esos 40 dólares que costará reparar la ventana, ahora tendrás que pagar por el daño, no puedo creer que después de estar yo dispuesta a perdonarte no quisiste perdonar los 25 centavos a Rut, no mereces ser perdonado.

Dios ha manifestado misericordia con nosotros, después de habernos perdonado por todas las cosas malas que hemos hecho, no debiéramos estar dispuestos a tener misericordia con quienes hacen cosas malas contra nosotros, pues tu también debiste tener compasión de tu compañero del mismo modo que yo tuve compasión de ti.

Cuando pienso en alguien que siento que ha sido injusto, no podemos sentir gozo, de hecho cualquiera que sea el centro de atención en cualquier momento se convierta en la clave determinante de nuestro humor, debemos sentir la presencia de Dios como amor y bondad en el perdón que nos damos a nosotros mismos y que damos a los demás.