La historia del gigante Goliat y los filisteos, juntaron un ejército para la guerra y entre ellos estaba Goliat, de Gat, un gigante tenía 6 codos y un palmo de altura, y entre sus vestiduras traía un casco de bronce sobre su cabeza, sobre sus piernas traía grebas de bronce, y jabalina de bronce entre sus hombros, su lanza guerra de hierro y pesada, exclamaba a gran voz atemorizando, a los guerreros y al campamento de Israel, y ellos se turbaron y tuvieron gran miedo, el problema no era Goliat, porque ellos están acostumbrados a ver gigantes, no sino las voces y las amenazas, que lo llenaron de temor, así también el enemigo siempre viene a nosotros y nos llena de temor, apagando nuestra fe, y dice, tu no puedes con ese problema, para que estas en ese iglesia, para que intentas volver a Dios, se va a destruir tu hogar, tu hijos se van a perder, tu no sirves, esas son las palabras que vienen contra nosotros, y que el enemigo usa para destruirnos, Y eso es lo que muchas veces nos afecta y no nos deja avanzar, y no das miedo y temor seguir adelante, y podemos tener problemas, todos pasamos por ahí, ya hemos pasado quizás por problemas más difíciles, es lo más normal, Dios y glorifica en ellos, sino el enemigo se encarga de dar muchas voces que nos hacen retroceder, y nos dan ganas de huir, y retroceder no continuar en la batalla, esas palabras del gigante, es la que nos desaniman y son las palabras del enemigo que hace que perdemos la esperanza antes una enfermedad, antes una circunstancia, que nos paraliza, antes una situación difícil, qué te dicen no vas a poder lograr, Yo te invito a que saquemos anulemos esa voz, del enemigo, y escuchemos la voz de Dios, nos dice clama a mí y yo te responderé, todo lo puedo en Cristo que me fortalece, la voz de Dios es la que te fortalece la que te da sanidad para ti, yo tengo restauración para tu hogar, yo tengo restauración para tus hijos, no escuches más La voz del gigante, en oración pidámosle señor quiero escuchar tu dulce voz, quiero escuchar la voz de la esperanza, La voz del que todo lo cambia y todo lo restaura, El gran yo soy, escuchemos la voz de sus promesas.