Un consejo puede tomarse como una recomendación, una opinión que alguien más puede darte de lo que debería ser, o lo que debes hacer, cuando alguien te da un consejo normalmente lo hace para evitar o para ayudarte a resolver algún tipo de problema.
La biblia aunque puede decirse que es un libro que está lleno de consejos y recomendaciones, existen algunos puntuales, como el que se puede leer en 1 Timoteo 1:18-19
18 Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena milicia,
19 manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos.
En este consejo existen varias enseñanzas, una de ellas es que nos demuestra que una persona llena del poder de Dios puede profetizar sobre alguien, pero este también debe mantenerse obediente al cumplimiento de esa profecía. Y esto se logra manteniendo la fe.
Pablo nos deja ver, que no es simplemente recibir una palabra y nos quedemos sin hacer nada esperando que esta se cumpla, o peor aun desviándonos del camino y creyendo que igual se cumplirá. Nuestro deber al recibir una palabra es seguir en un camino enrumbada a ella para que se cumpla, no es querer ayudar a Dios es ser obedientes a esa palabra que hemos recibido.
Pablo le aconseja a Timoteo que arraigado en esas palabras que recibió, afirme sus pasos sin desviarse del camino, no debemos ser tan ligeros de pensar que creemos en Dios y ya todo está ganado, esa fe debe ser alimentada a través de la palabra. Cuando pablo advierte a Timoteo que no se desvíe como algunos lo hicieron, quiere decir que debemos estar alertas. Entonces no es solo confesar y creer que Dios existe sino también vivir en ello.
La vida es una carrera que debemos emprender con un rumbo establecido, con una meta clara, y sobre todo con mucha fe, aunque todos emprendan ese camino no todos toman la misma ruta, por eso nosotros debemos tomar la ruta correcta, seguir el mismo consejo que pablo dio a Timoteo, aunque existan dificultades no debemos caer, ni permitir que nuestra fe se desvanezca.