If man, being imperfect, is capable of forgiving the offenses of his neighbor, how much more will our Father who is love, perfect and merciful forgive us. The heart of the merciful man is perfume that pleases the Lord. Whoever embraces the path of forgiveness will receive his mercy from God.
For if ye forgive men their trespasses, your heavenly Father will also forgive you. (Mt 6, 14)
The Lord, in his infinite goodness, rather than conditioning his mercy, exhorts us to assume a merciful attitude towards life and towards our neighbor. Although he clearly makes us understand that if we forgive, we will be forgiven by Him, the central point here is to be multipliers of God's mercy, letting it act in our lives by forgiving those who offend us.
Forgiveness is one of the keys to open the door to inner peace and true happiness.
To forgive is to give up pride, pain, anger and resentment, to forgive is to get closer to God and heal the soul... To forgive is to get closer to others, it is an open invitation to good change, to rectification, to good coexistence and peace. If, on the contrary, we allow ourselves to be filled with hatred and resentment, life becomes an accumulation of bitterness and sadness.
Let us trust in God and always ask the Holy Spirit to inspire in us the ability to love our neighbor and the good and constant willingness to forgive his offenses. Amen.
SPANISH VERSION
Si el hombre, ser imperfecto, es capaz de perdonar las ofensas de su prójimo, cuanto más no nos perdonará nuestro Padre que es amor, perfecto y misericordioso. El corazón del hombre misericordioso es perfume que agrada al Señor. Quien abrace el camino del perdón recibirá de Dios Su misericordia.
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial. (Mt 6, 14)
El Señor, en su infinita bondad, más que condicionar su misericordia, nos exhorta a asumir una actitud misericordiosa ante la vida y ante el prójimo. Aunque claramente nos da a entender que si perdonamos, seremos perdonados por Él, lo central acá es ser multiplicadores de la misericordia de Dios, dejándola actuar en nuestras vidas perdonando a quienes nos ofenden.
El perdón es una de las llaves para abrir la puerta de la paz interior y de la felicidad verdadera.
Perdonar es renunciar a la soberbia, al dolor, a la rabia y al resentimiento, perdonar es acercarse a Dios y sanar alma... Perdonar es acercarse al prójimo, es una invitación abierta al buen cambio, a la rectificación, a la buena convivencia y a la paz. si por el contrario, nos dejamos llenar de odios y resentimientos, la vida se convierte en un cúmulo de amarguras y tristezas.
Confiemos en Dios y pidamos siempre al Espíritu Santo que inspire en nosotros la capacidad de amar al prójimo y la buena y constante disposición de perdonar sus ofensas. Amén.
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Peace and Grace!
¡Paz y Gracia!