En muchas ocasiones podemos ser movidos por el sentimiento de la ira, puede que un familiar, un amigo o algún desconocido te haya hecho algo que causó que sintieras está emoción.
Hoy te recuerdo que debes tener en ti el fruto del Espíritu Santo y no las obras de la carne. Ambas se oponen entre si.
Gálatas 5:16-23
[16]Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.
[17]Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.
[18]Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.
[19]Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,
[20]idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,
[21]envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
[22]Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
[23]mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Recuerda, ciertamente puede llegar la ira porque somos humanos, pero no debe ser motivo para peca.
Arrepiéntete y pídele a Dios que te dé del Fruto del Espíritu Santo.