Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados.1 Pedro 4:8 RVR1960

Para llevarse bien con las personas, se debe saber aceptar, dar el perdón y soportar a los otros. Pero, la tolerancia debería tener un límite. Por todos es conocido, que el mundo de hoy existe la discriminación, fanatismos nacionalistas, tribus y religiosos; esto lo cual ha hecho es avivar los vientos de intolerancia. La intolerancia invade los hogares, centros de análisis, sitios de trabajo; inclusive la vivimos con nuestros propios círculos de amistades, y aquello sí que incomoda.

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La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Juan 4:9 RVR1960

Más esta gente que no sabe la ley, maldita es. Juan 7:49 RVR1960

En la historia de nuestro señor Jesucristo, abundaba la intolerancia y el prejuicio, los Judíos y los Samaritanos se odiaban: Además, se analizaba que las mujeres eran dependientes a los hombres. Y los dirigentes religiosos judíos despreciaban a las personas comunes: La religión de la duración, discriminaba a esos que por ser de baja situación económica y no les permitían la entrada al templo a recibir la disciplina. Les hacían creer que sus penalidades eran de sus pecados y que Dios, no les escuchaba.

y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come.Lucas 15:2 RVR1960

Vemos que nuestro señor Jesucristo, era plenamente distinto, en su trato con las personas que se le acercaban; sus enemigos hasta lo criticaban por esto, La respuesta de amabilidad, de paciencia y la tolerancia misma de Jesús para con el pueblo, incomodaba a los líderes religiosos. El señor no juzgaba a nadie, sino todo lo opuesto, él quería ayudarles a que conocieran al Padre celestial, puesto que a aquello vino. Y esto lo hacía amaba a la gente.

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.Juan 3:17 RVR1960.

En este versículo nos explica con la finalidad de Dios al mandar a su Hijo al mundo. Sin embargo, lo de mayor relevancia es conocer la motivación que movió a Dios a hacer esto, y ha sido el AMOR. El amor es la clave para ser más tolerantes, puesto que abre nuestra mente y corazón para admitir a los otros pese a sus imperfecciones y diferencias; y nos hace a nosotros mismos humildes para no creernos mejores a nadie.

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Pongamos en práctica la tolerancia, amemos incondicionalmente, debido a que realizarlo de esta forma, cubrirá muchedumbre de deficiencias. Pero primero trabajemos con nosotros mismos, ejercitémonos espiritualmente y vivamos vidas controladas por el Espíritu Santo, aquello nos permitirá querer muchísimo más a las personas, a aceptarlas así tal cuales son.