Mientras el roció mañanero despierta todas las flores, yo sentada bajo árbol disfruto de mi guarapo bien cargado.
El suave canto de las aves me recuerda que aquí vivo y a agradezco despertar con la brisa tibia del oriente, cargada de olor a sal, recargando los motores e inspirándome a escuchar el joropo estribillo de Cruz Quinal.
Gracias @acostacarloza.
Venezuela son tantas cosas.