Laura estaba escribiendo esa nota a sí misma, para recordarse algunas cosas, era una dama aventajada para su época, habría pasado la noche reflexionando y eso en 1874 era muy “difícil” para una mujer. Al principio pensó en colocarla dentro de una gaveta como muchos de sus sueños o la mayoría de sus ideas, se llevaba su mano a la cabeza en señal de duda, fue entonces cuando en un acto conspirativo, decidió colocarla frente al espejo para así leerla y releerla a diario:

…Ocasionalmente me equivoco como todos los humanos…no siempre podemos hacer las cosas bien. No consigo ser perfecta aunque pretendan los otros que lo sea. Necesito sentirme “con autenticidad ” para mí. Reconocer que no siempre mi humor va a ser el mismo, además no voy a caerle bien a todo el mundo. Si me siento frágil no voy a fustigarme por ello. Me ocuparé de respetar, atender, malcriar y sanar mis heridas. Aceptaré los días de tristeza como también los alegres. Voy a transformar la hoja de la culpa por el compromiso de mejorar cada vez un poco. Valoraré lo que hago y lo que soy, en su justa medida, una veces más otras con menos capacidades. Respetaré mis ideas y mis decisiones, en algunas ocasiones serán contrarias a las de los otros…pero también igual de legítimas.

Allí quedó aquella declaración de amor propio, entre perfumes y frascos colgada al espejo…nunca pudo releerla, su marido entró la estrujo y la votó.

Gracias inmensas @solperez por mostrar estas mágicas obras que motivab la escritura

Invito a: @omarmontes @casv @ferrerloz