Con un poema en las alas.
Un colibrí se acerca y me susurra…te voy a hacer un mundo de pura poesía,
pienso en el poema de Héctor Villalobos, ¿será? o es mi imaginación.
Me descuida un turpial con su canto que silba...Patio al mar.
Llega un oleaje de las letras de Lucila Velásquez.
Hasta una guacharaca cantora verseó a Andrés Eloy... El canto de los hijos
soñé...se las saben.
Aves de Venezuela que recitan, sueltan los versos al aire,
para que al escucharlas lleguen a nuestros ojos,
los páramos andinos, el mar Caribe, los llanos.
Clandestinos alados, emplumados poéticos.
Desde el Lago de Maracaibo, hasta la Gran Sabana sueltan letras,
armonías que parecen silbidos, cantos suaves,
Son iridiscencia, son luz de de las luces, son alma de las almas,
que no nos dejan olvidar que allí siguen, ellos no se van.
Emigran con sus voces solo audibles por la sensibilidad.
Evocan en cada ser de esta tierra que la poesía salva,
que grita amor, piel, alma, llanto, risa.
Un perico que con su verdor tararea a Luis Edgardo,
Un flamenco que con su danza armónica hace flotar las estrofas de Ramos Sucre
danzando un sueño, que se transforme en un ensueño de amor patrio...
¿Escuchas?... es un Guácharo recordando a Baralt y su Vuelta a la Patria…
Afradecida con mi alma a #venezolanossteem a @solperez, @marcybetancourt y @adncabrera