Saludos, gente buena de Steemit. Con mucho placer me uno a los participantes del "Concurso de escritura creativa: El Bestiario de Borges”, propuesto por @chretien, que, como indica su nombre, está basado en El libro de los seres imaginarios, de Jorge Luis Borges. Es un verdadero reto cumplir con todas las pautas propuestas, pero si no hay dificultad, no hay placer. Espero haberme acercado, al menos, a tan exigente tarea. Si desean consultar las bases, pueden hacerlo en el siguiente enlace.
Muchos saludos.

Fuente

“Qué pajarillo es aquel
Que canta en aquella rama
Que cuando yo estoy más lejos
Ella lo busca y lo llama.”

Tonada del Tormento
Simón Díaz

Una noche, Carmen Amelia Bracamonte estaba tomando la brisa fresca nocturna, cuando sintió que un celaje anaranjado cruzó el cielo muy cerca de ella. Por supuesto no se espantó, Carmen Amelia no era de las mujeres que se espantaban con facilidad. Algo en aquel celaje anaranjado le había causado una sensación de gozo. No lo supo explicar.

La siguiente noche, Carmen Amelia volvió al patio a tomar la brisa fresca nocturna. Aunque uno no sabe si quería volver a sentir la brisa o es que quería volver a sentir que el celaje anaranjado la rozaba. Atanasio, el marido de Carmen Amelia, solía ausentarse de la casa por largos periodos. Era arriero y sus treinta mulitas eran las más trabajadoras “en mil leguas a la redonda” como decían en los cuentos viejos.

Una noche, Carmen Amelia salió a tomar el fresco de la noche, sintió que en alguna de las ramas del patio un pájaro la veía. Y como una mujer coqueta que se hace la que no se ha enterado, cuando la están intentando seducir, vio para otro lado. Su corazón latía con mucha fuerza. Carmen Amelia se sentía como una flor, como un mango que está por ser picoteado por un pajarito.

Pero aquella ave parecía venir de muy lejos. Creo que no vale la pena hacer una descripción de este pajarraco imposible porque nadie creería que esa descripción correspondería con un animal que alguien hubiera visto. Cuando la historia de Carmen Amelia Bracamonte se cuente, algunos dirían que era igualito al Simurg del que se habla por ahí. ¿Pero quién puede asegurar eso? Nadie.

Dicen que una noche Carmen Amelia estuvo en el patio más tiempo del que solía pasar. Y esa noche el pájaro cantó con más entusiasmo que nunca. Mientras tanto, por allá lejos, las mulitas de Atanasio iban marchando por esos caminos de Dios.

Pero el tiempo pasó rápido y Atanasio iba y venía. Las mulitas se hacían viejas y seguían surcando los caminos de tierra con su carga. Parecía que había cosas inamovibles, cosas que permanecían inalterables como que si el tiempo no hubiera pasado por ellas. En cambió otras habían cambiado mucho sin que mucha gente su hubiera dado cuenta.

Se comentaba que Carmen Amelia había parido un muchachito. Decían que había tomado el agua de hoja de Mara y por eso no se le había visto barriga. Lo cierto del caso es que al muchachito a veces se le veía jugando, o mejor dicho se le escuchaba jugar. Casi nadie le había visto la cara al niño. Algunos decían que tenía una fuerza descomunal y los más exagerados comentaban que tenía cola de pavo real.

Por supuesto que Atanasio dice que el muchachito es de él. Cuentan que el niño solo comía lechosa y pomalacas. Y la verdad es que no se le había visto comer otra cosa. Nadie lo había visto hablar. Lo que sí es cierto es que cantaba como un pajarito.

Más de una vez se vio por las noches a Carmen Amelia en el patio de su casa esperando ver el celaje anaranjado, pero nada que aparecía. Ella seguía cuidando de su muchachito y Atanasio seguía arriando sus mulas. Ahora mismo debe estar llegando a algún pueblo con su ya famosa recua de mulas y mientras tanto Carmen Amelia sigue esperando que el celaje anaranjado la vuelva a hacer feliz nuevamente.

¡Muchas gracias por su lectura!