Situada en el pequeño espacio entre la arena y el mar, ese blanco espuma dulce, que cambia de lugar dependiendo de donde se encuentre la marea, es la frontera que separa a dos mundos, distintas especies.
Otra vez me iré por la tangente, mi mente se abre como las ramas de los árboles, aún tengo los pies húmedos y siento el sabor salado de la espuma de mar en mi boca, las olas salpican contra mis piernas, yo sigo viendo a la dulce distancia entre mí y el horizonte.
¿En qué pensaba hace un momento? El recuerdo escapó en una pequeña balsa, junto a mi sonrisa, dirigiéndose al atardecer distante que mis ojos apenas logran percibir por el ardor y las lágrimas que caen como el velo de una novia.
¡Oh! Ya lo tengo, eras tú, estabas invadiendo mi mente una vez más, no me extraña, siempre has sido un entrometido, lo supe desde el principio.
Me he dado cuenta que tengo una imaginación maravillosa, todo este escenario fantástico ha sido tan solo producto de mi mente, manipulándome para sentirme alguien interesante en la vida, cosa que no soy.
Llevo un largo tiempo sin ir a la playa, extraño mucho su agua, y su arena, y su tierna frontera que me invita a visitar descalza.
Todavía tengo mi atardecer, pero me hace falta tu mano sosteniendo la mía, y los pies descalzos en mi linda gradiente marina.
¡Espero les haya gustado!
gracias por leer hasta el final <3
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