Tenía 18 años, aún estudiaba mecánica dental. La OPSU había sacado el listado de aquellos que obtuvieron un cupo universitario gracias al promedio escolar. Revise las carreras que había elegido en esa oportunidad. Al entrar en su página descubrí que había logrado un cupo para la carrera de contaduría pública.

Fue emocionante. Por la carrera, la universidad y que era la primera de mi familia en ser aceptada en la universidad de Carabobo.

Aunque estuve a pocas décimas de ser aceptada en odontología. Mi promedio era de 17.8 y el mínimo que era aceptado en ese entonces era de 18.

Aún así yo estaba contenta. Preparándome en la compra de mis útiles para iniciar con una etapa que me emocionaba enormemente. A las pocas semanas iniciaron las clases. Yo estudié hasta el 8tvo grado en instituciones públicas. Luego en 9no grado fui cambiada a una institución escolar privada. Lo máximo de alumnos que un salón podía tener era 30-32 , todo eso cambio en la universidad.

Llegué a tener una clase donde éramos 120 alumnos, el que llegaba tarde debía buscar pupitre y tomar un lugar en la puerta fuera del pasillo.

En la universidad hice lo que nunca hice en el liceo. Con esto no me refiero a las famosas fiestas universitarias, a la ingesta de alcohol, consumo de drogas o el sexo. No. Nada de eso. Sino que en el liceo yo poco salía del salón de clases, solo para ir al baño o a la cantina. Supongo que era más introvertida, además, los salones tenían aire acondicionado y como en casa no tenía. Aprovechaba todo lo que podía en clases.

Cuando llegue a la universidad salió a flote mi lado sociable. Era muy fácil conversar con cualquiera. Fuera de mi clase, edad o facultad. Eso para mí era fascinante. Tanto que a veces no entraba a las clases para ir a conversar con los amigos de mis amigos, porque así era, conocía a uno y me presentaban al grupo.

Disfrutaba sobre todo esas conversaciones que se daban mientras esperábamos por el transporte que hacía la ruta de vuelta al pueblo. Era muy divertido escuchar los diferentes puntos de vista y opiniónes que se tenían respecto a una variedad de temas, importantes y banales. Es lo que más extraño de esos días. Eso y mis excelentes notas. Sufrí un montón cada vez que recibía una nota. Ya que en el liceo mis notas más bajas eran 16. En la universidad un 16 era como un 20. Te podrás imaginar el choque de realidad que tuve, el golpe a la autoestima que recibí.

Fue una época difícil. Muy bonita. Y si. Aún estudiaba mecánica dental. En el horario de los sábados y domingos.

Les dije que era muy largo el tiempo de duración para ser llamado un curso, una carrera corta se oye y lee mejor.

Gracias por seguir leyendo un poco de lo que fue y es mi vida. Por si no leíste los capítulos anteriores aquí te los dejo. Primera parte. Segunda parte.