Como todas las mañanas, tomo durante el desayuno mi taza de café mientras escucho las noticias en la radio. Hay una que me impacta: un cuerpo de una adolescente fue hallado en las cercanías del Nuevo Circo, localidad cercana a mi casa. Las condiciones en las que fue encontrada son realmente aterradoras. Dignas de sentir una gran impotencia y ponerse a llorar.

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_{No a la violencia contra la mujer}

Un día antes, una investigadora especialista en temas relacionados con la violencia de género hablaba en un programa de opinión acerca del feminicidio en Venezuela y contabilizaba la cantidad de posibles feminicidios ocurridos en nuestro país durante el primer semestre del año 2024. Argumentaba que en el subregistro de la ONG que ella representa ha habido un total de 94 posibles feminicidios ejecutados en Venezuela, reseñados además en diversos medios de comunicación.
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Y ya, un mes atrás quizás, también supe de varios casos en los que mujeres habían sido víctimas de violencia de género a manos de sus parejas o exparejas, y en los que se pudieron haber visto afectados otros integrantes de la familia, como hijos, madres o hermanas.

Todo esto me lleva a reflexionar sobre esta situación de calamidad por la que atraviesan nuestras mujeres, sean venezolanas o de cualquier otra nacionalidad, que han sido víctimas de este tipo de violencia. Lo primero que pienso tiene que ver con el hecho de que este es un problema cultural que se debe abordar de una manera integral, y que debe ser transversal a toda la sociedad. No basta con que haya ministerios dedicados a la protección de la mujer; no es suficiente con que judicialmente se condene desde todo punto de vista el maltrato hacia la mujer.

Esto debe ir más allá, o mejor, la sociedad debe atacar el problema desde la casa, desde las instancias del hogar. Desde muy niños debemos aprender a respetar la integridad física, psicológica y espiritual de la mujer. Para ello es necesario desmontar estereotipos y conductas derivados de un medio de construcción social patriarcal en el que el hombre juega un rol dominante sobre la mujer.

Nuestros centros educativos, desde los iniciales hasta los universitarios, no pueden ser ajenos a la formación de consciencia acerca de este tema. Apoyados en los valores del respeto a los derechos humanos, la noción de igualdad, justicia y tolerancia, es urgente incluir en los pénsums de estudio materias, talleres, charlas que periódicamente traten el tema de la violencia contra la mujer, en los que se inculquen los comportamientos adecuados para evitar situaciones en las que se coloque en riesgo la vida e integridad física y moral de la mujer.

Una vez que entendamos que la mujer no puede ser objeto de discriminación y menos víctima de violación a sus derechos, entonces podremos sentirnos parte de una sociedad justa en la que la mujer goce de los mismos derechos que el hombre, y por ende de sus libertades fundamentales que tanto se anhelan para destacar dentro del concierto de las naciones como un pueblo en el que se fortifica y se enaltece la dignidad humana.

Invito a participar en esta edición a @eglys47 y a @azis. Aquí dejo el Enlace

Post configurado con el 10 por ciento a favor de @venezolanos.

Fotos y collage @gemamedina editados en Canva