Brideshead Revisited (1981) Análisis (Parte 4 y última)

La cristiandad de la Edad Media veía al sexo como algo pecaminoso. El solo acto de mirar a otra persona intensamente, demostrar interés en ella, llegar a pensar en el acto carnal o en algo que lleve a eso ya era suficiente como para considerar un castigo ejemplar que la persona recordara cada día de su vida.

Las grandes autoridades de la institución eclesiástica asignaron un demonio regente a cada pecado capital. El demonio que corresponde a la lujuria es llamado Asmodeo. Él tienta a los monjes y monjas para hacerles cometer actos carnales y envía a sus secuaces, los íncubos y las súcubos para completar la tarea. Estos entran en las celdas y los distraen de sus oraciones y sus mortificaciones autoinflingidas.

Las personas que practican la religión con fanatismo, usan el sexo únicamente con fines reproductivos ya que su función es crear más ovejas para el rebaño. La sola idea de hacerlo por diversión o por atracción a la otra persona es reprensible.
Los Marchmaid tuvieron dos hijos únicamente. Tras su último embarazo, Lady Marchmaid no volvió a tener intimidad con su esposo porque, según ella, ya había cumplido con su deber cristiano. Al ser criados por alguien tan fanático y apegado a las normas religiosas, Julia y Sebastian no se atreven a hacer o decir nada que se salga de las reglas que les repitieron hasta el cansancio tanto en su casa como en la escuela dominical.

Durante los años de crecimiento, los hijos llegan a descubrir cosas de sí mismos que les obligan a marcar una distancia prudencial de sus padres. En el caso de Sebastian, esta distancia le permite modificar su conducta, su vocabulario y reconocer para sí mismo su atracción por los hombres sabiéndose a salvo de los regaños y castigos de sus padres a pesar de que él sabe lo que la Biblia enseña al respecto.

Las personas que tienen la opción de irse a estudiar lejos de su hogar, ven la distancia como una oportunidad para dejar salir una faceta que sus familiares desconocen o animarse a probar cosas nuevas. Conocen a personas con sus mismos intereses y, en ocasiones, tienen el acuerdo tácito de no comentar nada fuera del grupo. No obstante, Lady Marchmaid envía a Samgrass a vigilar a su hijo y le pide volverse tan cercano a él como pueda, por lo que Sebastian no puede relajarse ni siquiera en Oxford.