Mi amigo el árbol

La historia de Alberto

Había una vez un joven llamado Alberto, que metafóricamente representaba un árbol. Era energético y sabio, amaba su trabajo y se destacaba por su altruismo. Era amigo de todos y siempre estaba disponible. Su tarea era ir a las casas de las personas a recoger sus desechos y, a cambio, les ofrecía la comida más deliciosa que se pudiera imaginar.

Durante sus interminables días de trabajo, Alberto encontraba una variedad de personas increíblemente diferentes. A pesar de la agresividad de algunas, continuaba su meticuloso trabajo, recogiendo desechos y ofreciendo alimento. Cuanto más pasaba el tiempo, más sentía Alberto el peso de esta situación opresiva. Pero, con determinación y dedicación, siempre completaba su tarea como un verdadero artesano.

Demasiado pronto, sin embargo, debido al acoso repetido recibido por un número cada vez mayor de personas, Alberto se enfermó. Ya no tenía fuerzas para ir a recoger los desechos de los habitantes del pueblo. Los habitantes, inicialmente, permanecieron impasibles, pensando que podrían mantener sus desechos por unos días sin ningún problema.

El tiempo pasaba y Alberto no podía recoger los desechos porque la enfermedad lo estaba matando. Los desechos continuaban acumulándose, contaminando el medio ambiente. Poco a poco, la contaminación invadió todo el pueblo, convirtiendo a los habitantes en víctimas de su propio gesto.

La historia de Alberto nos enseña la importancia de respetar y cuidar nuestro entorno. Al igual que los árboles que purifican el aire y ofrecen sustento, nosotros también debemos cuidar de nuestro planeta. Ignorar esta tarea fundamental solo conduce a nuestra propia ruina.