Estoy extrañando el llano.

Por motivos existentes
yo no he podido volver
a disfrutar de mi llano
desde el propio amanecer
con sus vacas y novillos
y el más bonito tropel
que en horas de madrugada
admiraba mi niñez,
y también ya siendo un hombre
que mi vida allí llevé.

Hoy extraño los cantíos
del turpial, del cristofué
y de los pájaros tantos
que me hacían sentir un rey
dándole los buenos días
al sol del resplandecer
mientras oía el saludo
del viejo José Miguel
quien me invitaba temprano
a un guayoyo de café,
y a veces lo acompañaba
mientras me contaba él
menudencias de mi llano
que muy bien pude aprender.

Mi vida de campesino
hoy la he podido traer
a mi memoria con ganas
de pararme y de correr
a ordeñar la vaca mora
-vaca mansa, linda y fiel-,
y cuando llenaba el balde
con el más grato querer
le daba gracias a Dios
por aumentarme la fe
y disfrutar de vivencias
que jamás olvidaré.

Estoy extrañando el llano
porque en realidad no sé
cuándo tendré entre las manos
cuchillo pal matajey,
que cuando lo destapaba
tenía la más rica miel.

¡Ay mis garzas, mis lagunas,
el caliente terraplén
o las gotas de rocío
al empezar a caer,
o el sol cuando va ocultándose
y de la palma el vaivén!

Ay mi llano, yo te extraño
y el momento de volver
no sé cuándo va a llegar,
y este enorme padecer
me comprime el corazón
y loco me va a volver
porque mi vida sin llano
no tiene razón de ser,
y de eso yo me percato
desde el mismo amanecer.

Nota:

El corrío es una composición que se utiliza mucho en Venezuela desde remotas edades, y se caracteriza por su extensión de más de 40 versos octosílabos y con rima asonante que, a menudo, cambia rima y se divide en partes.

Estas letras son fácilmente llevadas a la música a través del montaje de pajarillos, seis, gabanes y algunas otras variantes.

Bendiciones de Dios deseo para todos.