Dice la canción sin sonido y carente de corazón:

Apunta hacia adelante, apunta, porque el divisar no basta para alcanzar ni un ápice de convicción. Donde se escucha el crepitar, ahí está la canción, esperando que un cobarde con coraje mueva los pies en la dirección que no está escrita en ningún libro, emprendiendo así, un viaje en el cual lo único seguro es que no hay nada seguro.

Cuando crees que puedes ver algo, tendrás la certeza de estar ciego.

Cuando crees que puedes escuchar algo, tendrás la certeza de que solo estas oyendo.

Cuando crees palpar algo, tu piel podrá rozar la áspera corteza, pero no sentirás nada.

Una venda, tímpanos sordos, piel ligera. Llámalo como quieras, nada es tan cierto en este mundo como saber que no sabes nada, y en la nada te hundes y terminas ahogándote sin enterarte de nada.

Nada lo es todo hasta besar el suelo con los dientes, trastabillar como si fuera algo corriente, mientras aprendes a levantarte y digerir el golpe vertiginoso que llego sin aviso aparente.

¡Dime!

¡Dime!

¡Dime donde te encuentras tú y te diré dónde estoy yo!

Estoy hundido en la nada, al igual que muchos otros, y mientras siento el pasar de un cruel viento, me trago los suspiros y escupo los pensamientos para comenzar a caminar con estas piernas rotas, llenas de una sed tan atroz que ya no se sacian con el cáliz de la impotencia y quieren beber aunque sea tierra de algún desierto, y ver si nace el cimiento de una oveja negra que le canta susurros a el silencio.

Si el silencio me escucha y el papel me asiste, nada se pintara de triste, nada será inalcanzable, nada será todo y en el todo encontrare finísimas ascuas que al encenderlas iluminaran el oscuro camino que he de recorrer. Sin brújulas, sin relojes, sin pertrechos ni estúpidas razones, solo caminare al ras de un pensamiento transparente, pero no imprudente.

No me encerrare en un ático por más tiempo, ni seré rival de chronos, solo seré yo mismo y me esforzare por ver qué cosas puedo aprender, de quien puedo aprender. En el exhalar del pensamiento, veré a quien debo agradecer, para romper toda concepción de la inacción que produce la pereza y el desconocer.