Aquí estamos, una vez más, intentado plasmar lo que sale del alma, utilizando el carboncillo del recuerdo y el perfecto lienzo proveído por la insigne comunidad Venezolanos Steem, además la tutela amigable e impecable de @blessedlife. Permítanme el paso por aquí y dedicar este post en memoria de Vanrronal Guillermo Gómez.

Colombia terruño de tradición y de amplio repertorio en géneros musicales colmados de inocencia, de amor y desamores en sus letras, acompañadas del acordeón con armoniosas disonantes que corretean en el aire y abundan en cada andurrial, tal vez acompañando a La cumbia, el bullerengue, el mapalé, la puya, la zafra o el eterno vallenato.

Conocí literalmente a Diomedes Díaz al son de un duro golpe. El intérprete de Razón sentimental, De Gaviota Herida, Volvamos, Mi Muchacho, y una lista extensa que detalla 600 temas en su carrera folklórica como vallenatero, además como compositor de algunos éxito que recorren, los pasillos de América latina, Centroamérica el caribe hasta latitudes impensables por el artista. Marcan en mi vida un antes sin vallenatos y un después acompañando cuestionables momentos.

La tierra de carrizal forjó en sus anchuras la vida de un niño corriente, disciplinado en el trabajo y fugaz en la niñez. En los maizales, los pajaritos, la brisa y el campo, perpetúan su canto, el cacique del vallenato dejó indemne su voz, con una singular ternura, lograba con su encanto inocente la alquimia de convertir su canto en limones.

Diomedes Díaz merecedor de reconocimientos por sus canciones testimoniales teniendo en su haber el Premio Grammy Latino por mejor álbum de cumbia/vallenato en 2010. El 2007 sorprendió mi vida. Traijo reminiscencias ilesas al tiempo, imposible de ser corroídas al pasar de los años. Aquella tarde, por cierto Julio, hacia frió y llovía, el cacique me remolco al recordatorio más hermoso, nostálgico y sublime lo que fue la vida de mi hermano, que disfrutaba con religiosidad las canciones al son del acordeón acompañada por la voz del Grande de Carrizal.

En el torrente de emociones apenas dejaba seguir la marcha, pasaba el mes De julio Doloroso, la muerte del consanguíneo nos arrebató de nuestras propias vidas, una mazmorra inmerecida construida por 5 balazos unos infelices un mártir silenciaron las parrandas vallenateras de fines de semana.

Me adentre en el recinto privado de mi hermano traspasando el código de privacidad, las circunstancias lo ameritaba, teníamos que encontrarnos que su esencia, fui sorprendido por un afiche colindante a la entrada que decía. CORRE POR TUS SUEÑOS; DIOMEDES DÍAZ. No pude contener la nostalgia. Su apego al vallaneto y su pasión por los temas del cacique impregnaban cada recóndito de aquel lugar, casi todo tenía que ver con el cantante.

Avance unos cuantos pasos y me topé con el aparato que el veneraba, su luz azul exteriorizaba que la música tenía que continuar, me atreví a deslizar mi dedo por el play. Mi reflejo me condujo a interrumpir la pausa y en ese instante empieza a sonar la melodía acompañada de la caja, el tambor, la guacharaca y el acordeón, además un tono de tenor segundo perfecto para entonar un Vallenato y reconocer la majestad del cacique Diomedes Díaz.

Una lagrima brota, hice todo el intento para contenerla y en vano agote todas mis fuerzas, el nudo llego a mi garganta, mis ojos se humedecieron, mi mente se rinde, aquel tema del vallenatero enmudeció hasta el alma, yo desmenuzaba cada palabra, cada letra que disonante se dejaba escuchar, en ese momento comprendí a mi hermano y su soledad, justo en esa instante fui cautivado para siempre con los temas del cacique de Valledupar.

Al estilo de la comunidad Venezolanos Steem invito a las blogueras @luimer79 @leidymartinez80 @by-aranza a participar en la melomanía al ritmo colombiano propuesto por la moderadora @blessedlife.