La escritura es un arte que me permite conectar con emociones y sensaciones agradables. Por ello, disfruto compartir en la dinámica que promueve nuestra amiga @solperez , ya que a través de la imaginación creativa que plasmo en las letras, disfruto de una conexión mágica. Sin más preámbulo, comienzo con mi participación.

  Han comenzado las vacaciones escolares y, Yeyo prepara sus maletas para disfrutar una temporada en el campo junto a sus tíos. Emocionado por las nuevas aventuras que vivirá al montar su caballo y cabalgar hasta perderse en la inmensidad de la pradera, le dice a su mamá:

Cuando me vayas a buscar, te llevaré a pasear en mi caballo por el viñedo de mis tíos

  Ante esas palabras, Toña se acerca a él y, con una mirada llena de orgullo hacia su hijo, decide darle un beso en la frente.

Eres más de lo que te soñé, Yeyo. Estoy muy orgullosa de ti. ¡Gracias por elegirme para ser tu mamá!

  Emocionado, Yeyo abraza a su mamá y le dice que es la mejor del mundo. La escena entre madre e hijo se vio interrumpida cuando una bocina sonó; se trataba del transporte que buscaría a Yeyo para llevarlo al campo.

  Yeyo llegó a la casa de sus tíos, quienes lo esperaban con mucha emoción, ya que para ellos, él era el hijo que soñaron tener. Sin perder el tiempo, el tío de Yeyo lo invita al viñedo para que vea cómo están las cosechas de uva, además de que, le asegura que en esta temporada él sería el encargado de la vendimia.

  Por mucho tiempo, Yeyo estuvo esperando ese momento; su tío siempre le dijo que cuando cumpliera 13 años, ese legado pasaría a él, así como hizo su abuelo y, si de algo estaba seguro, Yeyo es que, esa acción simbolizaba que ya no lo veían como un niño, sino un adulto responsable.

  Un día antes de que las cosechas estuvieran listas, el tío de Yeyo tuvo que ir al pueblo vecino, por lo que él se quedó en la casa grande con su tía. Sin embargo, este le prometió que regresaría para la vendimia.

  Llegó el día esperado por Yeyo y, antes de que saliera el sol, se instaló en la entrada de la casa grande para esperar a su tía. El tiempo avanza; el cielo está vestido de gala con su atuendo azul claro; los pájaros cantan y vuelan de un lado a otro alrededor de la casa, logrando así que Yeyo disfrute un lindo espectáculo.

  El transcurso del tiempo sigue avanzando y, cuando el ocaso se visualiza, un estruendoso ruido de paso se escucha. Yeyo camina hacia el centro de la carretera creyendo que se trataba de su tío, pero a medida que la silueta se acerca, nota que es un vaquero desconocido.

Vengo de Piedras Grandes con malas noticias

  Grita el vaquero hasta que llega al frente de la casa. Yeyo, desconcertado, le exige al hombre que explique lo sucedido y, cuando se entera de que su tío murió al caer en el río y golpearse la cabeza con una piedra, se quiebra en llanto.

  Para el pueblo Uvas Grandes, se fue un agricultor ejemplar, pero para Yeyo, partió el mejor tío del mundo. Ese día, él aprendió que la vida era como el vino; es decir, cada momento que se vive con el transcurso del tiempo, tiene un sabor específico y mientras más fermentado esté, el aprendizaje es mayor.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!