Venezuela Concurso - Semana 29 – Las vocales + Historia de extraterrestres. Por @rennyelias

Aprovecho la oportunidad para felicitar a las amigas @marcybetancourt y @solperez por la labor que realizan siempre y por llevar este concurso a su edición Nº 29. Aquí abajo el link para que participen también:

Aquella noche, mis padres salieron a acompañar a mi tía Luisa que estaba internada en el hospital. Con trece años, yo estaba muy asustado de quedarme en casa a solas, sin embargo, mientras ellos preparaban una maleta con sábanas y algunas otras cosas, fingí sentirme cómodo y sin miedo.

Justo antes de irse, mi mamá me repitió por octava vez:

Y ambos salieron a toda prisa.

A oscuras y sentado al sofá, viendo un documental sobre el lanzamiento del Voyager en la televisión, las ocho se hicieron las nueve, y las nueve pasaron a las diez, cuando se oyó un terrible estruendo afuera.

El sonido era agudo y estremecedor, como la tiza sobre un pizarrón, pero con eco. Me cubrí los oídos .

Y, abruptamente, silencio.

Corrí hacia la ventana a mi izquierda a averiguar de qué se trataba, pero, al estar a pocos pasos, me paralicé de miedo. No estaba seguro de querer ver lo que había afuera.

Tomé airé y me dije:

«—Vamos, Mario. Ya estás muy grande para asustarte por tonterías.»

Entonces aparté la cortina con mi mano y me asomé a la ventana:

—Nada.

Pero luego vi cómo detrás de la colina que estaba a unos cuantos metros de mi casa, venía una fuerte luz. Todo mi cuerpo tembló de escalofríos. No estaba seguro de si estaba corriendo peligro o no, pero mi mente ideaba terribles escenarios en los que terminaba muerto.

Tomé una linterna de la caja de herramientas de papá y me preparé para investigar qué sucedía.

Abrí la puerta de la casa y sentí la fría brisa nocturna. El viento silbaba de forma aterradora, como si se tratara de gritos de espanto y la oscuridad reinante me intimidaba. Pero, aun así, salí, encendí la linterna y el camino se dibujó frente a mí. Al poco tiempo estaba sobre la colina y la luz era cada vez más intensa.

Allí fue cuando lo vi. Un extraño y gigante ovoide había hecho un cráter a su alrededor y emitía una luz blanca. Y una figura que no pude identificar apareció frente a mis ojos.

Por un momento olvidé por qué estaba allí. Mis piernas se tambaleaban y sentí un mareo tan inmenso que caí inconsciente.

Cuando desperté, divisé figuras luminosas a mí alrededor y, aunque no tenían ojos, sentí que me atravesaban el alma con sus miradas. No tocaban el suelo, sino que levitaban. El ambiente estaba gélido. El miedo volvió a mí, no sabía qué hacer, ¿estaba ante la presencia de seres extraterrestres?

Uno de ellos me tomó por el brazo y sentí un descarga eléctrica recorrer todo mi cuerpo e inmediatamente intenté correr, pero no pude zafarme, así que grité como loco.

Al escuchar eso, recordé aquellas películas de invasión alienígena que había visto en las que aquellos seres destruirlo todo.

Aquel ser tomó mi forma y los otros, al tocarlo, también se hicieron idénticos a mí.

Y del ovoide salió un disco dorado levitando hasta nosotros.