Hola mis estimados amigos digitales

Gracias a la amiga @solperez por proponer este tema, que nos motiva a jugar con la creatividad a partir de una imagen propuesta, en esta ocasión, del pintor danés Balle Molle

También quiero invitar a @norat23 @sojib1996 y @marito74 para que se unan a este concurso. Seguramente redactarán un cuento reflexivo y emotivo.
También quiero agradecer a @venecineaudio por invitarme a participar.

Siempre la misma dieta

Siempre lo mismo

La mañana del jueves fue lo mismo que la del miércoles. Y la del miércoles fue lo mismo que la del martes... y la del lunes. Pero les gusta.
-¿Será que no se sabe otro menú?
-¿Será que no quiere preparar nada más?
-¿Será que lo único que quiere preparar es lo que se come en la mesa de adentro de la casa? ¿O no entiende que estamos cansados de recibir siempre lo mismo?

Y es que la dieta no la cambiaban. Luis y Pedro, los niños de la casa siempre le daban de comer lo mismo a los patos de la granja: pan y galletas viejas.

“Es que a ellos les gusta”, dijo una vez Luis. Claro, porque veía que se lo comían todo, pero no entendía que era lo único que les daban, así que no había más opción que devorarse los panes duros y las galletas viejas que iban quedando desmigajadas de los desayunos de los niños.

El punto es que los patos cada día se reunían en el patio trasero, a la espera de que los niños les ofrecieran otro menú. Pero cada día tenían que llenarse el buche con la misma decepcionante receta.

Solo una vez los niños les habían ofrecido algo distinto a pan y galletas. Una mañana Pedro les había dado unos trozos de salchichas que habían quedado de la cena anterior, y un par de patos vieron los pedazos con asco. Cuando trataron de comerlos no pudieron pasar el sabor de ese nuevo producto, y mientras miraban asombrados tratando de descubrir de qué se trataba todo, Tobby, el perro de la granja llegó y en un santiamén se zampó los pedazos de salchichas acabando con la duda del momento.

Es así como los niños entendieron que no podían cambiarle el menú a los patos. Aunque se aburrieran. Aunque se cansaran.

Así que por más que intentaran, siempre comerían los mismos trozos de pan y de galletas viejas que Luis y Pedro les darían en el patio trasero de la casa.

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