¡bendita la hora en que se me vino a dañar el aire! Hay tanto por pagar y ahora esto, que mala suerte la mía, y encima tener que sentarme aquí debajo de esta mata a ver si me cae un mango picado en la cabeza, no veo la hora de poder cortar esas matas, dios haceme, el milagro.

Transcurrieron varios minutos desde aquel hostil pensamiento, cuando de pronto pasa frente a su casa la vecina Susana diciendo: ¡Saludos vecina! ¿Regáleme unos manguitos así sean picados para los loros y otros buenecitos para mi vecina, pa completar el almuerzo? A lo que indiferentemente carlota respondió: No hay vecina, y Susana asombrada contesta: Vecina si yo los estoy viendo en el suelo.

Repica carlota: Más bien agarre bien ese sartén por el mango que se le va a caer por anda mirando a los lados, ya le dije que no hay. Pase después.

Pasó el tiempo y finalmente cortaron aquellos arboles, pero un día carlota y su familia estaban pasando por una necesidad económica. Muy triste entre sollozos le pedía a dios alguna ayuda para ella y su familia.
Siguió caminando y pasó al lado de un patio grandísimo cubierto de mangos verdes, podridos, picados y buenos y sobre aquellas frutas, había iguanas, pájaros y moscas.
El patio Full de mangos

Ésta pudo evitar acordarse de la vecina Susana quien alguna vez le pidió mangos para darle a sus animales y para si misma. Recordando su actitud, ella no se atrevió a pedirle a los dueños de la casa por temor a ser rechazada. Por lo que continuó caminando. Unos pasos más adelante se encontró a Susana, ella al verla tan angustiada le pregunta:
¿Vecina Carlota que le pasa? Y Carlota responde:

Hay vecina es que mis padres y yo no hemos comido en todo el día, me muero de la pena con usted, ¿pero será que la ayudo en su casa y me da algo, sé que me he portado mal con usted pero entiendame? A lo que Susana contesta: Si vecina vamos a la casa.

Pasó la tarde, y Carlota agradecida dice a Susana: vecina muchas gracias, no tengo como pagarle su buen gesto. Susana conmovida le dice: no se preocupe vecina, yo sé lo que es pasar necesidad, pero entiendo lo que es ser solidaria con quien lo necesita, una mano amiga no se le niega a nadie si está en nosotros ayudar, debemos apartar todo egoísmo de nuestros corazones y ser compasivos ante el sufrimiento ajeno, no se preocupe, y antes que se me olvide llévese esta bolsita de mangos para que complete la comida.

Carlota se fue a casa con lágrimas en los ojos recordando lo mal que se había portado, y reflexionó expresando:
Qué ironía, hoy la vida me presenta una bolsita de mango después que me alegré por haber cortado dos grandes árboles, sin percatarme si quiera la ayuda que éstos hubiesen sido en un momento como éste no solo deje de alimentarme yo con esta rica fruta, sino que también le quité la oportunidad de alimentarse a los animalitos que comían de ella, que tonta fuí.

Moraleja

En la vida siempre hay que ser empáticos, nunca sabrás cuando te tocará a ti estar en la situación del otro. Valora la naturaleza y sus bondades.

GRACIAS POR LEERME