Juancito se encontraba sentado en la pro del pequeño bote pesquero en donde navegaba. Veía con mirada fija el agua que recorría la embarcación. Ju padre Juan y su tío José remaban plácidamente mientras su primo Joselito estaba agachado, casi escondido, detrás del observador.

Joselito no mostraba mucha alegría por estar allí. Preferiría estar en casa jugando el teléfono móvil inteligente que le regalo su padre el día de su cumpleaños. Pero no tenía opción, su padre lo llevo al viaje de pesca casi a arrastra, de allí su mal humor.

El día era espectacular. Un cielo despejado mostrando pocas nubes. Una ligera brisa fresca hacia el papel de refrescante y apaciguaba a un sol que no calentaba mucho el ambiente.

Otras embarcaciones navegaban el amplio rio dejando ver a muchas personas en botes de diferentes tamaños haciendo diferentes cosas sobre las apacibles aguas que hace unos años atrás fueron cristalinas.

Juancito seguía viendo fijamente el agua por donde navegaba el pequeño bote pesquero hasta que algo le llamo la atención. El asombro de lo que vio fue acompañado por leve murmullo que no fue escuchado de buenas a primero por el resto de la tripulación.

Lo que lo asombro ya no estaba y comenzó a buscarlo silenciosamente. De repente lo que lo había asombrado volvió a emerger. Juancito lo vio fijamente y luego de unos instantes una fuerte expresión salió de su boca.

– ¡Guaooooo! –

El padre y el tío de Juancito dejaron de remar por un instante. Voltearon a ver al pequeño muchacho con una leve sonrisa dibujada en su rostro. El padre pregunto: – ¿Qué viste esta vez, una sirena? –. Acto seguido, ambos adultos soltaron sonoras carcajadas.

El pequeño era conocido por tener una imaginación muy grande y estaba acostumbrado a recibir ese tipo de bromas. Sin embargo, sin prestarle atención a la burla, se puso de pie y señalando al agua respondió: – No sé si sea una sirena, pero estoy seguro que no es normal ver un pez con tres ojos y dos colas.

Ambos adultos junto al otro infante rieron fuertemente. Al cabo de unos segundos. El padre del niño imaginativo vio como el mismo seguía de pie señalando con su mano hacia el agua sin inmutarse por ser objeto de las burlas.

Actos seguido, el padre dejo de lado los remos y poniéndose de pie recorrió el bote hasta llegar al lado de su hijo. Observo hacia el punto a donde señalaba el niño y solo vio agua, nada especial.

Sin embargo, cuando estaba a punto de volver al sitio en donde se encontraba pudo ver un movimiento en el agua y con gran asombro pudo ver los tres ojos que tenía el pez que sorprendió al infante. Esos tres ojos que lo veían fijamente mientras del agua emergía dos colas.

– ¡Pásame rápido la red José! –, expreso Juan rápidamente, casi susurrando. La forma misteriosa en la que su hermano le pidió aquella herramienta hizo que José respondería de manera muy agilizada.

Ya con la red en mano, Juan la introdujo rápida y sigilosamente en el agua para sacar a aquel extraño ser de las aguas. Rápidamente lo coloco en un espacio que posee la embarcación para mantener vivo a los peces capturados y con gran asombro los 4 tripulantes veían lo que sin duda era una extraña mutación.

– ¿Por qué tiene tres ojos ese pez, papa? – pregunto Joselito con bastante intriga. A lo que el señor respondió con gran asombro – ¡La contaminación!, simplemente eso.

– ¿La contaminación? – peguntaron de forma coral ambos niños. – Si verán – respondió Juan – Algo que no ha querido entender la humanidad es que la contaminación que produce con tanto desperdicio lanzados a las aguas es el primer paso para crear una metamorfosis en la naturaleza –

– Simplemente estamos agregando tantos desechos químicos a las aguas, al aire y a la tierra, que la naturaleza está buscando transformas a los seres vivos en busca de seguir prolongando su vida. Se está adaptando a lo nuevo que el humano está creando por descuido. –

– ¿Pero qué ventaja le puede dar otro ojo y otra cola a este pez? – Pregunto Juancito con toda inocencia. – No lo sé – Respondió José. – Pero es un paso en la evolución mutante que esta creando la humanidad.

– ¿Ósea que en un futuro será normal ver en las mesas de comer peces de tres ojos y doble cola? Pregunto el pequeño José. – Supongo que si – Respondió Juan. – Por el camino que llevamos, creo que será algo normal. –

– Peces con tres ojos y doble cola, vacas con dos cabezas, caballos de ochos patas. – agachándose tomando a cada niño por un hombro y haciéndolos girar hacia el continuo – y hasta veremos niños con 4 brazos y dos cabezas. –

Los niños quedaron en silencio imaginando la situación mientras Juan y José trataban de contener las risas. Llego el momento en que no soportaron más y grandes carcajadas sonaban en la embarcación.

Los niños se sintieron burlados y a la vez sostenía el asombro de lo que veían en aquel vivero donde se encontraba la extraña criatura y por lo que Juan les había dicho.

– Pero tranquilos – comento José saliendo al paso de la situación – Aunque en algún momento este tipo de cosas serán normal, todavía falta mucho y quizás podamos revertir la situación, si es que la mayoría quieren hacerlo. –

– Por ahora, tomen la red y vuelvan a echar al agua a ese pobre animal. – Dijo Juan con gran rapidez – Ya bastante tiene con ser anormal para sumarle la preocupación de queramos comérnoslo. – Acto seguido los dos infantes siguieron las ordenes de aquel adulto que mostraba algo de preocupación en su cara.

Con el mutante de vuelta a su entorno natural, ambos adultos tomaron su lugar en el bote, agarrando de nuevo los remos y siguiendo con la faena, mientras Juancito se volvía a sentar en la proa y Joselito volvía a agacharse a seguir extrañando su teléfono celular inteligente.

Hasta aquí esta publicación que pretende participar en el concurso. Espero que la misma sea del agrado de quienes la lean.

Antes de despedirme quiero invitar a @josevas217, @vivigibelis, @franyeligonzalez, @cotina y @cruzamilcar63 para que se unan a esta iniciativa.

Emoji creado en Bitmoji. Diagramación de mi autoría

Si quieres conocerme un poco más visita mi publicación de presentación en Steem atreves de este enlace