Debo decir que inocentemente, me encantaba esta canción cuando apenas se estrenó, es lógico ya que fue hace nada menos que 17 años de su estreno, eso quiere decir que apenas era un jovencito que ni siquiera llegaba a la adolescencia y no entendía de que trataba la canción.

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Tenemos aquí a una señorita que es muy “amigable” con todos los que se encuentra por el camino, quizás por su adicción a la fiesta y la vida loca o por alguna otra razón, lo cierto es que la canción no nos deja claro esa parte.

Lo que si nos deja claro es que nuestro interprete está muy obsesionado con ella, y que incluso sin importarle que deba “compartirla” prefiere eso, a perderla, a pesar que mientras va avanzando la canción se da cuenta que es una locura y se niega rotundamente a continuar haciéndolo.

Con la costumbre de la señorita de utilizar a los hombre es muy complicado que eso suceda más aún expresando: “me tomas, me dejas, me exprimes y me tiras a un lado. Te vas a otros cielos y regresas como los colibrís” este colibrí tiene muchas flores que picar alrededor de la ciudad e incluso si es posible llegar un poco más lejos.

A pesar de que primero quiere seguir “Esperando paciente, el pedazo que le toca” luego no puede con la desesperación de seguir compartiendo y prefiere que “lo parta un rayo” antes de continuar con esta situación, gritando “no puedo más compartir tus labios”.

Siendo un niño no podíamos siquiera imaginar de que estaban hablando, pero a medida que vas creciendo puedes notar que la canción emite muchas cosas en doble sentido y que dejando volar tu imaginación puedes entender que no solo se refiere a lo que todos pensamos, más sabiendo que habla de un “vaivén de caderas y de piernas”

Es probable que nuestro compañero le haga falta una buena terapia después de toda esta aventura de “compartir los labios con otros” por aquel desespero que se notó en las ultimas estrofas queda evidenciado.