Ambos nacieron el mismo año, en la misma ciudad e incluso en la misma barriada, apenas dos calles los separaban, nacieron en el seno de una familia humilde y trabajadora, los dos fueron a colegios que estaban en la misma calle y a lo largo de su bonita infancia y adolescencia tuvieron muchos amigos en común, pero ellos, ellos nunca se encontraron, quizás por la calle muchas veces se cruzaron pero nunca se vieron.

      Estoy segura que fue Dios aliado con la fuerza del destino quién decidió que eso no fuera así, se hicieron adultos y encontraron trabajo y una pareja a la que hacer feliz pero parecía que eso no completaba sus vidas.

      Un día ya cerca de los 30 años y como no podía ser de otra manera una amiga los presentó y sintieron como sus almas se encontraron como había una gran conexión entre ellos. No paraban de hablar y se dieron cuenta de todas las cosas en común tenían, al principio no se explicaban porqué no se habían conocido antes, como era posible que a pesar de estar tan cerca no se miraran a lo largo de tantos años. Pero después comprendieron que el tiempo de Dios es perfecto y las cosas serán cuando el decida porque es así como tienen que ser y como serán perfectas.

      Iniciaron una bonita relación y siempre estaban juntos, todo el tiempo que compartían les parecía poco, a menudo decían "ojalá nos hubiéramos conocido antes, tenemos tantas cosas que hacer juntos que nos falta tiempo", todo eran proyectos. Eran inmensamente felices, lo pasaban bien, nunca discutían y veían que su felicidad aumentaba cuando estaban cerca el mar, lo amaban.

      Un día lo dejaron todo y se fueron a vivir cerca del mar allí tenían lo único que les faltaba. Su unión era fuerte y ya nada los separaría.