Las enseñanzas de un abuelo.

Por las noches hallo esa paz que tanto quiero, es cómo bien decía mi abuelo, por la mañana vienen los problemas, un día duro, lleno de conflictos y estrés, pero al llegar la noche, te da tiempo de reflexionar y cambiar todo para bien, miras las cosas con un diferente punto de vista, ya nada te parece igual, y aunque las palabras no salen de tu boca, si lo piensas es como si estuvieras hablando contigo mismo.

Por eso es que fue una persona de admirar, tantos cuentos y enseñanzas que nos dejó, quisiera algún día volver a oír esas palabras de una boca que no fuera la mía, que alguien me lo cuente con la misma emoción con la que lo hacía él.

Son momentos que no creo que vuelvan, ahora nace una nueva generación, tengo el placer de ver a mis hijos felices, brincando y danzando en la maleza, mientras que ríen a todo pulmón, cómo quisiera volver a esos tiempos, aquellos donde no sabía que eran responsabilidades, esos donde no sabía lo que costaba ganarse la vida.

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No me quejo de lo prendido, he disfrutado bastante no lo niego, pero la felicidad también tiene su precio, a altas horas de la noche me he acostado trabajando, reventándome el lomo por un futuro mejor, en ocasiones hasta no duermo pendiente del trabajo, cuando se tienen responsabilidades eso es lo que sucede.

Y así cómo mi abuelo me dejó bonitos recuerdos, yo quiero hacer lo mismo el día que tenga mis nietos, que ellos digan ¡Cómo extraño a ese viejo! Es ley de vida, nacer, crecer, morir, y nadie puede contra el destino.

Yo sigo en mi camino, echándole ganas desde que me levanto hasta la hora de ir dormir, porque soy una de esas personas la cuales se sienten orgullosas por lo que han logrado por si mismos, es mejor ser así créanme, que las personas a tu alrededor digan ¡Ese muchacho que ves ahí lucho por todo lo que quería, y finalmente lo logró!