EL consejo del sabio.

Todo comenzó un lunes por la mañana, una mañana cálida de abril, cuando las hojas del verano comienzan a caer para que el invierno aparezca.

Sentado sobre un gran árbol, estaba sentado Lord So Piuk, que, con el paso de los años, llegó a convertirse en uno de los sabios más reconocido de la provincia.

EL que alguna vez fue un gran sabio, ahora eran anciano lleno de conocimiento, pero, junto con la sabiduría, vendrían días grises, llenos de dolor.

Durante años, se le había considerado una persona de gran renombre, aún así, se le consideraba poco agradable, especialmente por ser honesto, o demasiado, con aquellos que se acercaban a él para pedirle algún consejo sobre la vida.

“No sirves para eso”

“Ellos no te quieren”

“Estás perdiendo tu tiempo”

Estás eran algunas de las respuestas que siempre daba a sus encuestadores, quienes buscaban a alguien que le regalara los oídos, o más bien, que le dijeran lo que ellos querían escuchar.

Con el paso del tiempo, muchos de sus seguidores comenzaron a fijarse que, So Piuk comenzaba a envejecer, y que cada vez pasaba más tiempo debajo de aquel árbol, meditando, alzando los ojos al cielo como en busca de respuestas.

—Oh querido sabio -Pregunto uno de sus siervos - Estamos un poco preocupados por tu salud, su rostro refleja un poco de nostalgia y queríamos saber que le sucede —

—Oh joven, solo me gustaría saber que es lo que algunos piensan justo ahora sobre mí —
Intrigado, y con algo de temor de decirle a gran sabio, el joven solo respondió.

—Oh gran sabio, las personas solo dicen que usted es el más sabio de todos, que su conocimiento llega hasta las mismas estrellas, que no hay nada que la compare —

EL sabio dejo salir una pequeña sonrisa, por lo que el joven se contentó al ver lo que había logrado, pero su sonrisa fue efímera, como el rocío de la mañana con llegada del sol.

—Oh pequeño joven. Por un momento creí lo que decías, pero pensar en la realidad, esa misma felicidad se deshizo como el suspiro en el viento. Solo espero que no llegues a convertirte en un simple contador de historias… —

La intriga se impregnaba en el joven, quién sabía que el sabio lo había descubierto en la mentira, y más aún consternado estaba, al escuchar que el sabio le dijera que no llegase a convertirse en un contador de historias.

—Te diré algo joven, quiero que prestes atención, esto definirá en qué clase de persona quieras convertiste en el futuro, y cómo quieres que se te llegue a reconocer.

Las personas, solo le gusta que les digas cosas que ellos ya han aceptado dentro de sí, a pesar de que no tengan la razón, eso conlleva, a que muchos lleguen a quitarse la vida al ver que sus objetivos y logros en la vida, no resultan como quieren, echándole la culpa a quién le pidieron un consejo.

Yo he sido ese ejemplo, muchas cosas en la vida joven, no eran buenas para mí, pero las personas no tuvieron suficiente valor como para decirme que estaba tan errado, lo que al final hizo que perdiera casi todo lo que tenía, quedándome solo con la vida. Por ello, hoy prefiero decir la verdad, la sinceridad y con honestidad, para que no sufran los mismo que yo —

EL joven solo miraba como los ojos del sabio de llenaban de lagrimas como un manantial, lagrimas cargadas de recuerdos, y sentimientos de dolor.