Papá, quiero decirte que te amó infinitamente. Aún recuerdo tus besos y abrazos cuando era pequeño, tus palabras de aliento y conforte en mis días tristes y de desconsuelo.
Lamento no haberte invitado a mi matrimonio, aunque no lo creas, deseaba tanto que estuvieses allí... Pero mi orgullo, mi maldito orgullo cegó mi mente.
Hoy han venido la abuela a despedirse, ha dicho que llegaste a ser un ejemplo de amor, y que pese a que el abuelo nunca estuvo, tu siempre la ayudaste. Sé que ya es demasiado tarde para decirte eso, pero si me estás escuchando, quiero que sepas que te extrañamos mucho.
Estella también ha venido a casa, vino con Frank, tu nieto, dijo que su nombre era en honor a ti. Ha llorado tantísimo, ha dicho que te extraña bastante, y que aunque nunca lo dijo, aprecio que aunque mamá se fuera, tu te quedaste con nosotros.
Papá, lamento haberte maldecido ese día, fue difícil saber que te irías y nos abandonarías, como una vez hizo mamá una vez, no sabía lo que entrañaba tu partida, ni mucho menos cuanto dolería no abrazarte esa vez.
Papá, quisiera que vieras a Scott, tiene sus ojos y tu sonrisa, Marcela ha dicho que le hubiese gustado conocerte, pues le he hablado tanto de ti, que le pareces un tipo interesante, pero me duele saber que no valore tu cariño.
Realmente lo lamento, sé que ya no escuchas mis palabras, que se irán con el viento, pero solo quiero que sepas que te amo, y que por siempre te amaré...