De un aficionado a los lectores, disfruten el viaje y la experiencia
Fuente de la imagen: Propia
I
Una noche luego de la cena, Stephen baja al sótano de su abuela para buscar una botella de vino. Como siempre todo está muy oscuro y polvoriento, además, es un poco dificultoso encender la bombilla. Al fin y al cabo Gretel, la abuela de Stephen, no le gusta limpiar esa habitación.
II
–Bajando las escaleras, voltea a la izquierda y de frente encontraras el vino que deseas– repetía Stephen para conseguir la botella. Hay un olor peculiar en la atmósfera, un aroma nada agradable y algo nauseabundo.
III
Ya con el vino en la mano, empieza a subir las escaleras con la extraña sensación de ser observado. Gira su cabeza cada tres escalones, pensando que es producto de su imaginación.
IV
Con la abuela en el sillón y cerca de la llamarada de fuego, Stephen comenta la necesidad de limpiar el sótano –además, abuela, el olor es nauseabundo allá abajo–. Sin embargo, su abuela respondía lo mismo –a tu abuelo no le gustaría–.
V
Para Stephen resultaba imposible no recordar a su abuelo sentado junto al fuego, con sus ojos fijos en el cuadro que se encontraba sobre la chimenea, mientras sus labios pronunciaban palabras en algún idioma antiguo, tal vez latín.
VI
Luego de una larga charla, la abuela se va a dormir. Stephen decide ir de nuevo al sótano por más vino, bajando las escaleras poco a poco. Esta vez no repetía la canción, y una vez abajo se deja guiar por el aroma. De repente queda pasmado, sus piernas tiemblan y es incapaz de moverse. No puede creer lo que está frente a él, su abuelo yace sentado con su piel toda cubierta de negro. Su risa macabra rompe el silencio del lugar. Stephen abre su boca para gritar, pero el abuelo lo interrumpe con su sonrisa chueca y sólo se escucha un –¡shhhhhh!–.