La ópera prima de Anabel Rodríguez Ríos es un documental sobre las vivencias de los pobladores del Congo Mirador, un pueblo de palafitos en el Lago de Maracaibo; que es amenazado con desaparecer debido al proceso de Sedimentación.
Está historia es una muestra de las problemáticas actuales de la sociedad Venezolana y es fiel testigo de cómo la corrupción y los conflictos partidistas distraen la atención a resolver los problemas reales de un pueblo, agravando sus condiciones sociales, económicas, educativas, culturales y llevándolos a la extinción.
Para eso Rodríguez y su Crew estuvieron 5 años filmando el día a día dentro de la comunidad, explorando ambos bandos políticos. Por una parte con la jefa del consejo comunal, una señora que malversa fondos y que dirige todo lo que ocurre en el pueblo cómodamente desde su chinchorro, quien amaña elecciones y soborna a la gente del pueblo.
Este personaje es uno de los que más impacto me causa, ya que muestra como un ser humano puede restarle importancia a que su pueblo se pierda solo por tener un poco más de status, de dinero o de poder. Una pequeña muestra de lo que puede llegar a ser el chavismo.
Por otra parte sigue a la maestra de la escuela, quien es perseguida políticamente por ser opositora y quien se esfuerza día a día por hacer su trabajo, pero no es reconocida y es maltratada por los entes del estado por razones tan estúpidas como que un papel se pierde, cuando la escuela se cae a pedazos y los niños, debido a la crisis se ausentan de las clases.
Está película probablemente es el mejor documental hecho en Venezuela desde Araya; nos explica como el tema político inside en nuestras vidas, nos da razones de porque existe una crisis migratoria y nos sirve de espejo para vernos y reflexionarnos como sociedad.
Por todo esto, a pesar de que haya gente que pueda tildarla de cine de panfleto; considero que es una joya con un altísimo valor para nuestra memoria histórica y que merece su nominación a los Oscar como mejor documental y como mejor película extranjera.
Lástima que los Oscar son un negocio, y que a veces la calidad no es suficiente.