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«La filosofía responde a la necesidad de hacernos una concepción unitaria y total del mundo y de la vida».
«Philosophy responds to the need for a unitary and total conception of the world and of life».
— Miguel de Unamuno
E S P A Ñ O L
EL RESIGNADO
Oh, mi amor, aun sigues atrapada en ese castillo, resguardada por almenas hostiles y letales. Vigilada por punzantes ojos de serpiente, que despiden de sus pupilas tormentas de fuego y ácido. Aun rezas por las noches por un milagro que te arrebate; un vestigio de alguna sombra que te traiga la esperanza. Debes saber que siempre estoy contigo, y en la oscuridad, seré el frío que te abraza.
Mi situación no es agradable pues es homónima a la tuya. Me encuentro encadenado, con el espíritu absorbido y las esperanzas consumidas. No rezo, pues, he olvidado a Dios y a todas las palabras que satisfagan un corpúsculo de deseo para mi huida. Mi espada me la han arrebatado, la cual consideraba mi segundo corazón.
Mi templanza es un muro arrojado a añicos; trozos inservibles de una entidad beligerante. Mi fuerza es una espiga delgada y seca, que se quiebra fácilmente con cada minuto que me ataca. Mi mente es un templo arcaico derribado por la fuerza de algún pagano. Mi alma es solo un espectro de mi gallardía pasada, que ahora ostenta perdida por una pena profana.
Soy frío como la ventisca que de vez en cuando se deja recaer sobre mí. Una gélida armadura. Un gigante derrotado. Te imagino entre esos pasillos ominosos, alimentándolos con tus pasos delicados y aciagos. Sostienes en tus manos las velas de la esperanza que no quieres abandonar. Con brío te enfrentas a la oscuridad iluminándola con tus ojos bermellón. Y entre la soledad abrumadora; sostenida por miles de voces internas, buscas la manera de apartarte de la funesta melancolía.
Me pregunto, si aún en tu mente, hay espacio para mí. Si desprendiste los temores de un futuro para los dos; si alguna vez lo consideraste. Quizás sean ilusiones que me mantienen con vida, o son solo las agónicas palabras de mi cruel captor.
No hay abrazo que me diluya; solo pienso en el tuyo, pero eso, como mis anhelos vacíos, es solo una extensión de mi tortura.
De repente escucho la voz malintencionada y suave de algún ángel caído. Era dulce como el aroma primaveral, pero fría como toda una brisa de invierno. Recorrió mi espalda desde abajo y luego se instaló en mis hombros, para subsiguientemente extenderse hacia mis brazos y darme un abrazo templado. Liberé todos mis pensamientos cuerdos: ¡No podía ser real!, igual imaginaba ser libre como mi acompañante intangible, levitando fuera de aquí, enganchado a ese mismo abrazo.
A continuación, mi vista traspasó a los territorios de la demencia, pues mis ojos vislumbraron a una figura diáfana y elegante; como la de una princesa, caminando con nobleza por la oscuridad de mi cárcel. Primeramente pensé en ti, luego vino a mi cabeza la muerte, esperándome para darme un final que me satisfaga. Pero su voz fue lo único que me llamó la atención, y me entregué a ella, sin más, y todo en mi vida se desvaneció.
Lo último que vi en este plazo tangible, fue a ti; rezando tus oraciones, mientras mencionabas mi nombre una y otra vez.
FIN
E N G L I S H
THE RESIGNED
Oh, my love, you are still trapped in that castle, guarded by hostile and lethal battlements. Watched over by piercing serpent eyes, which give off storms of fire and acid from their pupils. You still pray at night for a miracle to snatch you away; a vestige of some shadow to bring you hope. You must know that I am always with you, and in the darkness, I will be the cold that embraces you.
My situation is not pleasant for it is homonymous to yours. I find myself chained, my spirit absorbed and my hopes consumed. I do not pray, for I have forgotten God and all the words that satisfy a corpuscle of desire for my flight. My sword has been taken from me, which I considered my second heart.
My temperance is a wall thrown to pieces; useless pieces of a belligerent entity. My strength is a thin, dry spike, easily broken with every minute it attacks me. My mind is an archaic temple torn down by some heathen's force. My soul is but a specter of my past gallantry, which now flaunts lost to unholy grief.
I am cold as the blizzard that from time to time is allowed to fall upon me. An icy armor. A defeated giant. I imagine you among those ominous corridors, feeding them with your delicate and fateful steps. You hold in your hands the candles of hope that you do not want to abandon. With vermilion eyes you face the darkness with your vermilion eyes. And among the overwhelming loneliness; sustained by thousands of inner voices, you look for the way to move away from the dismal melancholy.
I wonder, if still in your mind, there is room for me. If you let go of the fears of a future for the two of us; if you ever considered it. Perhaps they are illusions that keep me alive, or are only the agonizing words of my cruel captor.
No embrace dilutes me; I think only of yours, but that, like my empty longings, is only an extension of my torture.
Suddenly I hear the malicious, soft voice of some fallen angel. It was sweet as the scent of spring, but cold as a full winter breeze. It swept across my back from below and then settled on my shoulders, subsequently spreading into my arms and giving me a warm embrace. I released all my sane thoughts: it couldn't be real, I still imagined being free as my intangible companion, levitating out of here, hooked into that same embrace.
Next, my sight crossed into the territories of dementia, as my eyes caught a glimpse of a diaphanous and elegant figure; like that of a princess, walking nobly through the darkness of my prison. First I thought of you, then death came to my mind, waiting to give me an ending that would satisfy me. But her voice was the only thing that caught my attention, and I gave myself to her, just like that, and everything in my life faded away.
The last thing I saw in this tangible time frame, was you; saying your prayers, while mentioning my name over and over again.