Primeramente que todo un gran saludo a la comunidad de #writingreview, mi tema de hoy se trata el caminar sobre piedras
Caminaba por encima de las piedras de colores de un río sin nombre ni apellido en una aldea latinoamericana color cal olvidada por los dioses y los hombres. En sus orillas habían grandes piedras blancas que me parecían ser huevos gigantes de dinosaurio depositadas ahí en una época con menos hombres y mujeres, alguna época más pacífica. Era un río tan solitario, tan sereno, y los rayos del sol se reflejaban en la transparente agua color turquesa fusión esmeralda creando imágenes en la superficie.
Eran imágenes de espacios tiempos pasados ya y de tiempos espacios del futuro y de recuerdos que no deseamos recordar; que tenemos que olvidar o sepultar en el subconsciente fusion sentimental cementerio. En una de las imágenes que se formó en la superficie de la transparente agua río vi a aquella sencilla novia de aldea de piel color clavel, bella y sensual palidez; llevaba rubor rojo en sus labios, se daba en matrimonio por economía y la de toda su familia y no por la locura transitoria del amor y pasión sexual erotica.
La más linda aldeana novia con suspiros de iglesia evangélica y enamorada de un cura de pueblo católico andaluz con los pies más limpios y sensuales en sandalias de Jesuita. A la novia se le veía triste y con una sonrisa color confusión, exponencial ingenuidad. Se casaba con una canción de tango a venezolano color Whiskey + Oficina Legal= Inseguridad Vitalicia cuya melodía se escuchaba por una victrola de manilleta. Una pueblerina novia con tonta sonrisa y belleza inexplicable y cautivadora; lleva tanta tristeza acumulada + lágrimas de colores = bipolar tragedia.
Si tan solo pudiera yo volver a nacer e ir a auxiliarla o enjuagar sus negras lágrimas. Mientras avanzaba por las piedras de fuego luciferinas que debajo del agua el calor de las mismas provocaban vapor que subía y que yo respiraba y me era grato. Observe que en uno de los vapores se formó la imagen de una barco a vapor que se veía a lo lejos y se veía sentada en un pequeño muelle de una isla sin nombre ni sobrenombre a una joven mujer de nombre Vaporina vestida con vestido hecho de delgada y sencilla tela de algodón desgastado y estampado con flores color de flores secas.
Era un vestido translúcido y su ropa interior hecha
de algodón con florecitas rosadas y encajes de florecitas rojas encajaba con la melancolía y erotica sensualidad de la calurosa tarde marina que mezclada con el salitre y los ritmos y rostros africanos lo sexualisa todo inclusive a las lagartijas moradas del acantilado abajo del muelle.
La piel de Vaporina era originalmente blanca sin embargo ahora de color bronze caramelo por el diario sol; y su perfume despedía dos fragancias, una fragancia de agua-miel y una fragancia a buque de especias y vino tinto. Esperaba el regreso de aquel marinero que tardaba; que se retrasaba, que no venía, y que se idealizaba por la mujer el día catorce de febrero y veinte y cuatro de diciembre.
Continué caminando por el río y por encima de las piedras de colores, el río era largo bello y mas solitario.
A lo lejos se veía entre una combinación de rayos solares y reflejos de la superficie del agua y las priedras de colores a un espejo adentro de un espejismo.
En el espejo se formaron la imagen de la novia de pueblo y de la mujer Vaporina en el muelle, en la imagen ya eran señoras de cuarenta años en el futuro y llevaban lágrimas de sangre seca en sus mejillas.
Desde adentro del espejismo vibraban hacia afuera unas melodías de un triste tango venezolano sin nombre ni apodo cuya letra versaba sobre una tarde melancólica, una copa de whiskey, el humo de un cigarrillo, un río de piedras de colores, una novia de pueblo, una mujer de nombre Vaporina de venezuela estado lara
Espero les guste mi tema de hoy, muchas gracias por tomarse el tiempo de leer mi publicación y gracias por llegar hasta aqui
