Colombia 86: El Mundial que no pudo ser/ ✅Me gusta ser original

Corría el mes de junio, del año 1974, cuando Colombia fue declarada por la FIFA como sede oficial de la XIII edición de la Copa Mundial de Fútbol 1986 y una euforia sin precedentes se desató por todos los rincones del país caribeño. No era para menos, las ilusiones se exacerbaron, debido a que se trataba de una gran oportunidad para que el nombre de esta nación resonara por todo el planeta como la organizadora de un evento trascendental, algo sumamente significativo para una tierra que no estaba acostumbrada para aquel entonces a estos avatares universales.

_{El evento que no pudo ser/ F}

Existía un margen de doce años, dos mundiales de por medio: Argentina 78 y España 82, para que Colombia cumpliese con todas las rigurosas exigencias del organismo internacional que rige las directrices del balompié; y en un primer momento todo parecía indicar que las autoridades gubernamentales estaban dispuestas a trabajar, junto con los representantes de la federación futbolística local, para que el Mundial Colombia 86 se convirtiese en una realidad.

Para el año 1975, el primer mandatario de la nación, Alfonso López Michelsen, se reunió con Joao Havelange, presidente de la FIFA, para ratificar la disposición del país como anfitrión de la cita que reúne a los mejores representantes del fútbol. Sin embargo, cuando finalizó su período gubernamental, nada se había avanzado en absoluto hacia ese gran objetivo para el cual se había comprometido. Según la opinión de algunos analistas deportivos de esa época, ya desde ese momento se escuchaban voces muy importantes que manifestaban su desacuerdo con la celebración de este evento en Colombia.

Durante la presidencia de Julio César Turbay (1978 – 1982), con el fin de encauzar, de una vez por todas, la organización de la contienda futbolística, se creó la Corporación Colombia 86; se trataba de una organización proveniente del sector privado que alejaba los recursos económicos del Estado de la financiación del Mundial. No obstante, los grupos empresariales inmersos en este compromiso tampoco cumplieron con lo que debía realizarse.

Ante este panorama tan incierto, la FIFA le exigió al gobierno colombiano que se pusiera al frente de la organización del evento y asumiera sus responsabilidades. En ese sentido consignó ante las autoridades un pliego de peticiones que a algunos les parecieron extravagantes, mientras que otros aducen que se tratan de los requerimientos normales que rigen para una ocasión de tanto prestigio como un Mundial de Fútbol:

• 12 estadios con capacidad mínima de 40.000 personas para la primera fase.
• 4 estadios con capacidad mínima de 60.000 personas para la segunda fase.
• 2 estadios con capacidad mínima de 80.000 personas para el partido inaugural y la final.
• La instalación de una torre de comunicación en Bogotá.
• Congelamiento de las tarifas hoteleras en moneda nacional para los miembros de la FIFA a partir del 1 de enero de 1986, entre otros.
• La emisión de un decreto que legalizara la libre circulación de divisas internacionales en el país.
• Una robusta flota de limusinas a disposición de los directivos de la entidad.
• Una red ferroviaria que permitiera comunicar a todas las sedes.
• Aeropuertos con capacidad para el aterrizaje de aviones de reacción en todas las sedes.
• Una red de carreteras que permitiera el fácil desplazamiento de la afición.
  _{Tomado de: Renuncia de Colombia a la Copa Mundial de Fútbol de 1986.}

Lo único cierto, sin embargo, es que Colombia no estaba preparada para asumir semejante reto; las exigencias de la FIFA, de acuerdo con algunos analistas, sobrepasaban la capacidad económica y organizativa de una nación que en aquel entonces estaba amenazada seriamente por el narcotráfico y los movimientos guerrilleros.

Por estas y otras razones, el 25 de octubre de 1982, el presidente Belisario Betancourt anunció formalmente la renuncia de Colombia como sede del Mundial del 86. El primer país en la historia del fútbol que abandona este compromiso, una vez que se lo asignan por haberlo solicitado previamente.

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