Cartas de amor / No te ofrezco las estrellas

Ernestina, Ernestinita de mi alma:

No soy muy dado a escribir cartas y no sé por qué, aunque quizás eso se deba a que tengo una letra bien fea y me da vergüenza que no me entiendan o que se burlen de mí por ese motivo. Sin embargo, lo que me motiva a escribirte es la fuerza del amor que siento por ti.

Sí, está bien. Sé que te molestas porque aún sigo insistiendo; pero te confieso que si la carne es débil, mi corazón lo es más todavía.

Quiero proponerte que nos fuguemos. Me gustaría agarrar rumbo hacia el norte. Tan solo hay que echar una caminadita por la selva de Darién.

No vale la pena que sigas viviendo con el matón del Filiberto. De hecho, me dijeron que vino al barrio a buscarme dizque para darme matarile. No sé quién diablos le fue con la información y le dijeron que tú y yo estamos a punto de derribar la choza que queda en el fondo de la hacienda del coronel, cuando tú y yo nunca hemos usado esa pocilga, porque lo nuestro es tendernos sobre unas cuantas hojas de plátano a la orilla de la quebrada.

Se me estremece el cuerpo y se me pone la carne de gallina de nomás pensar en tales momentos. Y no creas que te lo digo como para que se te haga agüita la boca. Esa es la realidad: Al que tú quieres de verdad es a este pecho que respira solo por ti.

Claro está que yo no tengo harta platica como tu marido, pero gracias a Dios que lo que me sobra es salud y ganas de salir adelante.

No le digas a nadie sobre mi propuesta y no confíes mucho en la que tú llamas tu mejor amiga, tu madre; porque sospecho que esa fue la que le contó el asunto al Filiberto. Lógicamente, a tu vieja se le va a acabar la buena vida si dejas a ese malandro. Es más, se le va a rebajar el caucho espantoso que lleva en la cintura.

Vamos pues, a puro gozar de nuestro amor por allá en el norte. Mira que mi proyecto es vender empanadas de cazón y chupichupi en las calles de Manhattan.

Bueno, Ernestinita de mi corazón. Espero tu respuesta porque ya cuento con la plata para comprar los dos pasajes.

Se despide el que te adora y se desvela por ti:

Mamerto

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_{Invitación: @tocho2, @mini80, @patydelc1207}