Es una cuestión difícil de responder para algunos, aunque puede que sea fácil de responder para otros. La respuesta dependerá del discernimiento o del estilo de vida de cada quien. Y quizás haya gente para quienes eso no tenga ninguna importancia. Quizás para aquellos cuyas vidas son solo una locura desenfrenada, llena de excesos, la razón de estar en el planeta es solo gozar dizque porque el mundo se va a acabar. Pero para aquellos cuyas vidas son recatadas, porque han sido moldeadas por determinados principios y valores, la razón de la existencia tiene otro significado: ser un buen hijo, un buen hermano, un buen esposo, un buen padre, un buen vecino, un buen trabajador o, en pocas palabras, una persona de bien o un buen ciudadano.

Los que practican “la vida loca” vienen siendo aquellos sujetos (hombres o mujeres) que a menudo incurren en la violación de la moral y las buenas costumbres. De allí que a veces nos encontramos con personas que afirman, por ejemplo, que lo mejor del mundo es beber alcohol y andar “entonado” todos los días; si no, existen aquellos que se han convertido en perfectos drogadictos que consideran que lo más placentero del planeta es andar “en las nubes”.

De modo que, esto de definir el sentido de la vida depende en gran medida del mundo donde se desenvuelve cada individuo. De pronto, si te encuentras con un ciclista o con un corredor empedernido, lo que te va a decir es que el deporte correspondiente es lo único que le da sentido a su existencia.

Personalmente, creo que el verdadero sentido de la vida lo encuentras justo cuando te sientes verdaderamente útil hacia los demás; cuando lo que haces beneficia no solo a tus familiares sino también a la comunidad donde te desenvuelves.

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