Y eso aplica para todo, si realmente sabemos que ocurre en nuestro cuerpo cuando consumimos por ejemplo, un embutido que es un producto ultra-procesado y que su origen es de dudosa procedencia jejeje, las cosas cambian, probablemente tomemos mejores decisiones en algún punto. O por lo menos lo intentemos.

Hoy hice una publicación sobre las grasa, las cuáles se clasifican en saturadas, instauradas y trans, muchas personas siguen pensando que toooodas las grasas son malas, y eso fue lo que nos vendieron hace años atrás para que optáramos por productos industrializados que nos trajeron enfermedades a largo plazo. Enfermedades crónicas como la diabetes tipo II, la hipertensión, la obesidad, entre otras.

Pero hoy día con la información a nuestro alcance es más que necesario saber el por qué comemos lo que comemos, si de verdad nos aporta valor o no, y no quiero decir que debemos estar obsesivos con el tema, pero si de una buena alimentación dependiera tu vida hoy ¿Qué harías? ¿Tomarías mejores decisiones? Estoy segura de que sí. 🙂

Pues eso es lo que pasará en unos años si no cambiamos los malos hábitos, nuestra calidad de vida se irá deteriorando cada vez más y envejeceremos enfermos y dependiendo de otros, yo creo que nadie quiere vivir así. Pero lamentablemente es lo más común, y lo peor de todo es que tenemos la solución en nuestras manos, solo debemos aplicarla y educarnos un poco más al respecto.

Aunque lo de la educación es relativo, hoy día todos sabemos lo que hace daño y lo que no, obviamente con algunas excepciones, pero en general tenemos presente que lo natural, orgánico, lo que viene de la tierra siempre será mucho más sano.

Entre otras cosas claro está, porque la alimentación es la base, pero también debemos movernos e implementar acciones en otras áreas de nuestra vida.