Deja que el progreso venza al miedo: Mi Reflexion-Original

Una reflexión profunda y motivadora sobre la importancia de enfrentar nuestros miedos, especialmente, aquellos que nos han acompañado desde la niñez hasta la edad adulta. La metáfora del tobogán para ilustrar cómo el temor a tomar riesgos puede paralizarnos, tanto en nuestra infancia como en la vida adulta, me pareció magnífica.

Definitivamente, el miedo, aunque natural, no debe ser, de ninguna manera, una barrera para nuestro crecimiento.

Es admirable cómo se reconoce la necesidad de asumir riesgos y aprender de los errores, lo cual es un enfoque que fortalece nuestro carácter y nos impulsa a salir de nuestra zona de confort.

Por lo tanto, aquí vengo a compartir, algo más de mi propia experiencia de vida.

_{Barcos para la recolección de almejas. Zarparán cuando suba la marea.}

Desde niño, siempre fui una persona introvertida, llena de miedos y dudas, un contraste total con la confianza que muestro detrás de un teclado. No puedo señalar un evento específico que me haya hecho así; no hubo un acontecimiento trágico que marcara mi vida, al menos que yo recuerde. Sin embargo, esos temores me acompañaron durante toda mi infancia. La escuela, aunque me gustaba, se convirtió en un lugar de angustia debido al constante bullying. Quizás, sin darme cuenta, yo mismo me colocaba en esa posición vulnerable, atrayendo a aquellos que buscaban desahogar sus frustraciones en mí.

Todo comenzó a cambiar cuando me involucré en el mundo de los negocios de redes de mercadeo. Esas experiencias se convirtieron en un punto de inflexión en mi vida. El sistema de capacitación que encontré allí fue impresionante y transformador. Tuve la oportunidad de asistir a seis sesiones de una Escuela para Hombres, y a partir de ese momento, mi vida tomó un giro completamente diferente.

_{Amanecer. Todos los días, es un nuevo lienzo frente a mí}

A pesar de este cambio, debo admitir que esos viejos miedos a veces resurgen. Sin embargo, ya no me controlan como antes. Rodeado de personas que intentan intimidar o imponerse, como aquellos "matones" de la escuela, ahora los enfrento con firmeza. Miro a estas personas a los ojos y digo una frase que ha sido mi escudo contra el temor:

"¡Dios mío! ¡Dame un defecto para ser normal!".

La reacción es siempre interesante; algunos se enfurecen y se alejan, mientras que otros intentan debatir, acusándome de ser arrogante. Lo que no entienden es que esa frase es mi manera de recordarme cuánto he crecido, una forma de automotivación que reafirma mi creencia de que ningún desafío es demasiado grande para mí.

_{Trabajos de electricidad en una estación de servicio Petrobras}

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Hoy me encuentro a tan solo 16 días de dejar Chile, y me siento como si estuviera en la cima de un tobogán, listo para lanzarme hacia lo desconocido. ¿Siento miedo? Por supuesto, pero no lo suficiente como para detenerme. Al final de este tobogán me espera un nuevo destino, una nueva oportunidad para comenzar de nuevo. Cuando compré mi pasaje aéreo, fue un momento de afirmación personal, y en mi mente resonó la icónica frase del personaje de "La Máscara":

"Somebody stop me!",

o mejor dicho en el lenguaje de los dioses:

"¡Que alguien me detenga!".

Tengo una visión clara de los proyectos que quiero llevar a cabo en mi próximo destino, proyectos que no pude realizar aquí en Chile. Estoy listo para comenzar de nuevo, sabiendo que no empiezo desde cero, sino desde la experiencia acumulada. Este es solo el comienzo de una nueva aventura, y estoy más que preparado para enfrentar lo que venga.