Mis padres estaban entrados en años cuando yo nací. Mamá tenía 40 y papá 47. Fui la última de 10 hermanos. De modo que aproveché que ya mis padres estaban cansados de criar a tantos muchachos para hacer un poco mi voluntad; entonces me comportaba como la hija-nieta, jeje. Sin embargo, había cosas que yo hacía que en casa no me dejaban pasar. Por ejemplo, meterme los dedos en la nariz, en la oreja o en la boca.

Cuando papá me veía hacer eso, me daba durísimo en la mano; y me decía: "Eso no se hace".

Yo le preguntaba que: ¿Por qué era malo limpiarse la nariz? Y como él no sabía qué responder, se conformaba con decir:

No se hace y ya. ¡Haga caso, caramba!

Pero yo no hacía mucho caso, y de hecho todavía me limpio la nariz con los dedos. Por supuesto que no lo hago en público, jeje, para que no se vea como un signo de mala educación.

Pasado el tiempo de la infancia, supe que meterse el dedo en la nariz, en la boca y en las orejas era un símbolo de penetración. De manera que se asociaba con las relaciones sexuales.

Ah, ya entendí, me dije. No es malo meterse el dedo en la nariz, pero es mejor hacerlo en privado, no en público para así no despertar malos pensamientos en los otros, jeje.

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Otra historia increíble que en casa se contaba era que si comíamos piña y luego leche nos podíamos envenenar. Eso siempre lo creí. Pero cuando comenzaron a salir los yogures de piña, y la gente los compraba sin caer de "largo a largo" por envenenamiento, supe que era una falsedad.

Ahora bien, he buscado información al respecto, y he encontrado que hay personas alérgicas a la piña y a la lactosa. De modo que mezclar leche con piña puede causarles reacciones estomacales graves, y no es raro que terminen en el hospital, y ¿por qué no? Hasta en el cementerio.

Gracias @marpa por invitarnos a aflorar los recuerdos de la infancia. Me gustaría invitar a @yola1, @luisito01 y @casv. Aquí la información